La lectora impaciente.
La nueva propuesta de Roman Polanski, con guión de Olivier Assayas, es un film correcto, sin grandes aportes pero que nunca deja de someter al espectador a un juego de manipulación mutua entre la protagonista, una escritora que hizo su éxito de novela a expensas de un trágico hecho familiar y una misteriosa lectora que también se presenta como escritora de biografías de personalidades, bajo la característica de no aparecer en la firma como autora.
Algo de Hitchcock y de uno de los tópicos más atractivos del cine de suspenso, que es la dialéctica entre la mímesis y la obsesión psicológica, se respira en la trama que poco a poco introduce elementos de intriga cuando la relación de dependencia psicológica de la protagonista coexiste con su bloqueo creativo y la presión del mercado editorial para responder a las demandas comerciales.
Roman Polanski es consciente del material con el que cuenta y por ese motivo deja que su dúo de actrices sólidas, Emmanuelle Seigner y Eva Green, se saquen chispas en un coqueteo erótico, sumiso y psicológico, que encuentra sus mejores herramientas en sutiles cambios de ritmo, diálogos punzantes y secuencias de alto clima perturbador donde Eva Green descolla talento.