Basada en hechos reales, ya lo hemos dicho cuando tuvo su première en Cannes hace casi un año, es un film noire que funciona como un grandes éxitos del realizador de Barrio chino. Porque aquí hay rasgos distintivos de El inquilino, sobre todo, pero también de Repulsióny muchas de las películas del parisino que se fue a Polonia con sus padres a sus 3 años, sufrió en el Gueto de Cracovia durante la Segunda Guerra Mundial, y que forjó casi toda su exitosa carrera en Francia.
Y que, a los 83, cuando presentó su nuevo filme, muestra los mismos bríos que en su debut con El cuchillo bajo el agua, hace 56 años.
Polanski y Olivier Assayas coadaptaron la novela de Delphine de Vigan en la que el tema del doble y la apropiación de la identidad es un tema clave. Emmanuelle Seigner, la esposa 33 años más joven de Polanski, es Delphine, una novelista exitosa a la que Elle (Eva Green, siempre poniendo cara de malvada) comienza a acercarse. Y a acosarla. Primero como fan, luego como confidente, hasta mudarse con ella aprovechando que sus hijos están afuera, y su pareja, de viaje.
Elle es una influencia, tal vez, nefasta para la escritora. Por caso, les escribe a todos sus contactos, amigos y conocidos laborales diciéndoles que se mantengan alejados de ella para que pueda concentrase en la escritura de esa novela de la que no le sale nada frente a la hoja en blanco.
Alguien había comenzado a dejarle mensajes intimidatorios, llenos de odio a Delphine, debajo de la puerta, supuestamente por manchar a su familia en algunos de sus best sellers.
No por conocidos los trucos de Polanski y su excepcional manejo de la intriga, la ambigüedad y el erotismo, D’après une histoire vraie deja de ser atractiva. Es probable que el espectador que llegue virgen al cine, sin haber visto nada del director de El bebé de Rosemary y Búsqueda frenética lo disfrute más.
Como en los últimos trabajos de Polanski -bah, en toda su filmografía- música, dirección de fotografía, dirección de arte y las actuaciones son un amalgama. Tal vez esté mejor Eva Green que Seigner, porque tiene las mejores líneas de diálogo.
Recuerden que el tema del doble está presente. Y si han visto varias de Polanski...