Batman: el caballero de la noche asciende

Crítica de Bernabé Quiroga - CiNerd

LEVANTATE Y ANDA

Inicia. Cae. Asciende. BATMAN INICIA (BATMAN BEGINS, 2005). BATMAN: EL CABALLERO DE LA NOCHE (THE DARK KNIGHT, 2008). BATMAN: EL CABALLERO DE LA NOCHE ASCIENDE (THE DARK KNIGHT RISES, 2012). La primera es una de las mejores y más serias películas basadas en un cómic que se hayan hecho. Un oscuro drama de personajes muy reales que planteaba debates interesantísimos sobre las diversas concepciones de la justicia y su contradicción con la venganza, además de ahondar en los orígenes de nuestros miedos, en el valor necesario para enfrentarlos y en cómo no es lo que somos por dentro lo que nos define, sino nuestras acciones. La segunda es, para muchos, más que la obra cúlmine del cine de superhéroes, un excelente film que trasciende a su propia naturaleza comiquera. Un trágico y maduro relato político y policial, sobre locura, odio, anarquismo, caída y caos, centrado en las delgadas líneas que separan al bien del mal, en los héroes que merecemos y en los que necesitamos ¿Qué es entonces la tercera película? Para mí es muchísimas cosas - algunas buenas, otras malas -, pero empiezo simplemente diciendo que es la épica conclusión de la leyenda del Cabello de la Noche.

Ocho años después de convertirse en el paria de Ciudad Gótica, Batman ha desaparecido y Bruce Wayne (Christian Bale) es ahora un ermitaño al borde de la quiebra. Pero al menos, los ciudadanos han podido disfrutar de una era de paz que llega a su fin cuando un fuego empieza a ascender de las profundidades del infierno: Bane (Tom Hardy). El meticuloso mercenario quiebra cada uno de los estamentos de la sociedad, hasta apoderarse de la ciudad. Con el tiempo corriendo en su contra, la fe rota y la esperanza perdida, el destino de Gótica dependerá del regreso del Caballero Oscuro y de sus aliados: el comisionado Jim Gordon (Gary Oldman), el detective John Blake (Joseph Gordon-Levitt), su mayordomo Alfred (Michael Caine), Lucius Fox (Morgan Freeman) y Miranda Tate (Marion Cotillard) de Empresas Wayne, y la ladrona Selina Kyle (Anne Hathaway). Esa es la historia de BATMAN: EL CABALLERO DE LA NOCHE ASCIENDE, por la cuál estuvimos esperando desde 2008. Y aunque creo que sí valió la pena la espera, no puedo dejar de mencionar que en ciertos aspectos desilusiona. Christopher Nolan nos entrega un espectacular y abrumador viaje que cierra la trilogía a lo GRANDE. Sin embargo, esta no es su mejor película, ni mucho menos la mejor de la saga. De hecho, y a pesar de ser un muy buen film - disfrutable y discutible -, creo que es su contribución más débil a la franquicia del Hombre Murciélago.

BATMAN: EL CABALLERO DE LA NOCHE poseía una filosofía impresionante que iba más allá del Joker. Tanto sus ideas anárquicas como las contradicciones del heroísmo, las imposibilidades de la justicia y la profética teoría de Harvey Dent (“Mueres siendo un héroe o vives lo suficiente para verte convertido en el villano”) eran claros ejemplos de un libreto pensado a fondo y arriesgadamente distanciado de los cánones de la filmografía comiquera. Lamentablemente, para esta nueva entrega, Nolan y su equipo de escritores cambiaron de rumbo. La filosofía revolucionaria de Bane (¡El poder al pueblo!) en BATMAN: EL CABALLERO DE LA NOCHE ASCIENDE es interesante y está bien explotada, pero no trabajada en profundidad. En algunas ocasiones hasta se desvirtúa y nos remite a la de Rha’s Al Guhl, volviéndola en ese aspecto reiterativa. Esa es una de las debilidades de un guión cuyo nivel baja considerablemente con respecto al de su predecesora, y cuya historia es menos cerebral y más simple. Sin alejarse o romper las reglas de su propio universo, Nolan se renueva, pero lo hace apostando por lo seguro; por lo más comercial; por recursos poco pensados y muy de manual (bombas de tiempo, por ejemplo); por giros narrativos forzados y soluciones fáciles; por algunos diálogos, situaciones o chistes exagerados o demasiado puestos al servicio de la historia (Bane encontrando el discurso de Gordon) y de los fans (Batman diciendo “Así que así es como se siente” cuando Catwoman desaparece; o el desenlace de la trama de Blake). Esos errores van desgarrando de a poco la calidad de un libreto indiscutiblemente bueno e inteligente, pero no perfecto. Construida narrativamente como un mecanismo en el que todas sus piezas encajan - aunque con algunos baches en el camino -, BATMAN: EL CABALLERO DE LA NOCHE ASCIENDE empieza asombrosamente y continua así hasta sus últimas escenas, cuando una revelación final - eso que pasa después de Batman Vs. Bane, Round 2 - convierte al film en algo predecible y en ocasiones burdo, dejando arbitrariedades, cosas no aclaradas y otras mal resueltas. Algo muy serio teniendo en cuenta que se trata del cierre de esta inolvidable versión del Cruzado Encapotado.

Si el guión es lo más débil, lo más sólido de BATMAN: EL CABALLERO DE LA NOCHE ASCIENDE es, sin dudas, la acción. La película cuenta con secuencias emocionantes, realmente épicas y muy bien filmadas, peleas cuerpo a cuerpo o escenas de violencia brutales, y persecuciones asombrosas que superan ampliamente a las escenas de acción de BATMAN INICIA y BATMAN: EL CABALLERO DE LA NOCHE. El regreso del BatPod y “El Murciélago” son dos buenos hallazgos, la banda sonora es asombrosa y los efectos especiales también son mejores, al igual que muchas de sus interpretaciones. Si bien nadie superará a Heath Ledger, Michael Caine y Christian Bale entregan aquí actuaciones impecables, gracias a que el film se anima a explorar la relación de Bruce Wayne y Alfred en escenas dramáticas conmovedoras, y a centrarse más en la odisea emocional del millonario huérfano y en sus conflictos, que en el héroe enmascarado - algo que THE DARK KNIGHT decidía ignorar -. Los demás integrantes del elenco cumplen con buenas interpretaciones (en especial Oldman y Gordon-Levitt), pero preferiría centrarme en Hathaway y Hardy. Ella no es ninguna Michelle Pfeiffer, pero a diferencia de la Catwoman de BATMAN VUELVE (1992), la versión Nolan del personaje no tiene la suficiente participación como para lucirse. Tampoco la suficiente libertad, ya que una mujer que se comporte muy felinamente no encajaría en un universo realista como el THE DARK KNIGHT RISES. Aunque no se la aprovecha al máximo, Hathaway es tan sexy y peligrosa como la película se lo permite, y lo suficiente como para hacernos olvidar la espantosa versión previa del personaje, a cargo de Halle Berry. También nos olvidamos por completo del Bane de BATMAN & ROBIN (1997). Hardy se une a esa colección de actorazos (Hugo Weaving en V DE VENGANZA, Jackie Earle Haly en WATCHMEN, etc.) que supieron sorprender con sus interpretaciones a pasar de contar con una máscara sobre su cara en cada escena. Valiéndose de la voz, movimientos, posturas y miradas, crea a un Bane que no es el descerebrado que conocíamos, sino un imponente, atemorizante y despiadado ser que siembra el pánico en Gótica como sus predecesores no pudieron hacerlo. Aunque el cierre de su propia historia es débil, el villano resultó ser una buena elección, de lo mejor del film y algo verdaderamente novedoso: La primera verdadera amenaza física para Batman.

Seguramente muchos estarán en desacuerdo, pero debo decir que THE DARK KNIGHT RISES no es el perfecto final que Nolan nos podría haber dado. Sí, el guión es responsable, pero la campaña de marketing y nosotros mismos también cargamos con algo de culpa. Enaltecimos demasiado al director y a sus brillantes versiones del Hombre Murciélago, nos atrevimos a pedir algo superior y nuestras expectativas eran altísimas ¿Qué hacemos entonces? ¿Acribillamos a Nolan por “defraudarnos” o lo alabamos por cerrar de manera correcta una de las mejores trilogías cinematográficas de nuestra era? Sé que podría haberse superado y darnos algo aun mayor, pero decidió seguir por un camino que no suele tomar y que probablemente desilusionará a varios: El más fácil. THE DARK KNIGHT RISES no llega nunca a convertirse en la mejor de la saga, en un film revolucionario o en la obra más trascendental del cine comiquero, pero tampoco deja de ser una estupenda película de superhéroes con dos horas y media que se esfuman en un abrir y cerrar de ojos, entre escenas inolvidables: La secuencia inicial en el avión; las de la policía de Gótica persiguiendo a Batman o enfrentándose al ejercito de Bane; las peleas entre el héroe y el villano; los momentos en que el protagonista comparte pantalla con Catwoman; la confesión de Alfred y (los que la vieron me entenderán) el ascenso de Bruce Wayne.

¿Qué es entonces esta tercera parte? Es el muy entretenido, satisfactorio, emotivo, fuerte, épico y oscuro desenlace de la adaptación que merecía este personaje y que nosotros necesitábamos. El descorazonador final del viaje de un hombre y una impactante historia sobre el coraje, el dolor, la venganza, la injusticia, la rebelión, las fallas de la ley y la inmortalidad de los verdaderos héroes. Valiéndose de una auto-referencialidad que nos llena de nostalgia, Nolan logra con BATMAN: EL CABALLERO DE LA NOCHE ASCIENDE darle un cierre circular a su visión, generar originalmente una nueva lectura política sobre las diferencias sociales y terminar de trazar sus profundas ideas sobre el Hombre Murciélago: Que puede ser aquel que tome las decisiones que nadie más puede tomar; que puede ser cualquiera de nosotros, hasta un niño huérfano; que es alguien que superó sus miedos para convertirse en el miedo mismo; que no es un héroe, sino un guardián silencioso, un protector vigilante; que es un hijo que supo entender que nos caemos para aprender a levantarnos; y que es alguien que, buscando los medios para combatir la injusticia, decidió serle fiel a un ideal, a un símbolo, hasta convertirse en algo más. En algo elemental, algo incorruptible, algo imparable, en algo más que solo un hombre… en una Leyenda.