Pocas veces (por no decir que casi nunca) una superproducción hollywoodense ha sido capaz de incentivar nuestro intelecto y remover nuestra conciencia y nuestras creencias como lo ha hecho Christopher Nolan con su notable trilogía de Batman. Con sus personajes conflictuados (y conflictivos) y su visión pesimista de la especie humana y de las estructuras socio-políticas, hay en estas películas más elementos dramáticos, no sólo que en cualquier comic, sino que en la mayoría de los filmes actuales (al menos del mainstream).
The Dark Knight Rises retoma la acción ocho años después del final de la película anterior. Bruce Wayne permanece recluido en su mansión alejado del ojo público, como una especie de Howard Hughes, luego de haber decidido que Batman se adjudicara los asesinatos cometidos por Harvey Dent. La ausencia del encapotado, un fugitivo para la ley, no es un problema para Ciudad Gótica ya que el crimen organizado fue desmembrado gracias al accionar conjunto de Dent, Batman y el comisionado Gordon. Pero, como es de esperarse, la paz nunca es duradera en el mundo de los comics (de hecho, en ningún mundo). Un nuevo villano, Bane, empieza a emerger desde la oscuridad. Una oscuridad que amenazará con acabar finalmente no sólo con Batman, sino con toda Ciudad Gótica. A la par de este personaje aparece en la vida de Wayne una misteriosa ladrona, Selina Kyle (que si bien sabemos que es Gatúbela, en el film nunca se la menciona así). Esta engañosa mujer, que capta rápidamente la atención del millonario, posee una doble moral que la convierte en un peligro permanente. Pero será Bane quien pondrá a Batman y a toda la ciudad de rodillas.
Rises es una de las películas más esperadas de los últimos años. The Dark Knight tuvo un impacto tan grande y generó tantas expectativas que la posibilidad de sentir desilusión ante esta entrega es grande. Y seguramente muchos sientan que esta película esté algún escalon por debajo. Pero lo cierto es que Nolan tomó grandes riesgos en pos de ser consecuente con el universo creado en las dos entregas previas. Y en pos de mantener el tono sombrío y solemne de sus personajes. Y realmente hay que decir que la trilogía, y este film en particular, son un triunfo en muchos sentidos.
El problema mayor del film, de antemano, era la ausencia de un villano a la altura del Guasón interpretado por Heath Ledger. El fallecido actor australiano logró una creación inolvidable que colocó la vara a un nivel muy alto. En este caso, el problema se acentúa porque Bane, el villano de turno, es un personaje oscuro que tiene su cara tapada permanentemente por una máscara. Así que el carisma y la atracción que generaba el Guasón ciertamente no están. Pero Nolan introduce un villano que es doblemente temible. Es un personaje con muchas variantes y matices interesantes (su existencia está íntimamente relacionada a la Liga de las Sombras). Hay que destacar la entrega física de Tom Hardy, quien ganó kilos de musculatura para dar vida a una figura brutal no sólo por su fuerza, sino por su inclemencia. Y cuyo discurso generará incomodidad en más de uno.
El film, como los anteriores, es de una solemnidad férrea. Pero el peso dramático de la historia imponía que el tono sea el aquí elegido. De todas formas, hay un par de guiños y momentos levemente humorísticos (la aparición de un personaje de una entrega anterior, por ejemplo). Pero como dije esta es una película dramática disfrazada de comic. De hecho, las escenas de acción son muy escasas (al igual que en Dark Knight hay una gran secuencia al comienzo) y el personaje de Batman como tal aparece en contadas ocaciones. Es mucho más lo que vemos de Bruce Wayne que de su alter ego.
En el apartado de las actuaciones el nivel es uniformemente excelente. Christian Bale ya ha demostrado que lo suyo no es el carisma. No sólo aquí sino en todas sus películas este muy buen actor genera cierta distancia, haciendo difícil a veces identificarse fácilmente con él. Igualmente, en toda la trilogía ha transmitido con aplomo la integridad, la solemnidad y el sufrimiento propios de un personaje tan conflictuado. Por parte se luce también el gran Gary Oldman, gracias a que aquí su Jim Gordon posee un rol importante y de peso. Y desde ya que Caine y Freeman, con sus pequeños aportes, no hacen más que sumar calidad. De las nuevas caras, Anne Hathaway transmite toda la sensualidad y la ambigüedad de su Selina, un personaje sexy que a la vez parece fuerte y vulnerable. Cabe destacar también a Blake, un ascendente policía interpretado por el excelente Joseph Gordon-Levitt y Miranda Tate, una integrante de Wayne Enterprises que apoya un proyecto de un generador de energía sustentable, interpretado por Marion Cotillard.
En conclusión El Caballero de la Noche Asciende es un film que deja mucha tela para cortar. Es una superproducción que no tiene miedo de incomodar a su audiencia, de hacerla pensar. Los dilemas morales de varios de sus personajes y la bajada de línea contra el capitalismo son sólo algunos de los aspectos que dan para el análisis. Su ambigüedad ha llevado a que algunos tilden al film de fascista mientras que otros de lo contrario. Pero lo mejor es que cada uno descubra todo lo que la peli tiene para ofrecer. Lo fundamental es que estamos en presencia de algo casi milagroso: un tanque hollywoodense que se atreve a confiar en la inteligencia de su audiencia. En confiar en que no es necesario el 3D para llenar salas. Sólo es necesario talento. Y Christopher Nolan he terminado de demostrar que lo tiene y en dosis enormes. A disfrutarlo.