Hombre y superhombre
En lo personal, como espectador y/o crítico, seguir la carrera de Christopher Nolan ha sido como una montaña rusa: me resultaron bastante interesantes Memento y Noches blancas, me decepcionaron Batman inicia y El gran truco; me encantó Batman: el caballero de la noche; me aburrió e incluso irritó El origen. Hay que reconocer que el tipo siempre hace cosas atrayentes, que ha sabido encontrar el resquicio para posicionarse como un cineasta prestigioso y popular al mismo tiempo y que transportó el género de superhéroes a un nuevo nivel, estableciendo un paradigma ineludible a futuro.
Batman: el caballero de la noche asciende cierra desde lo narrativo el mundo del hombre murciélago, pero a la vez deja abiertas numerosas grietas dignas de ser exploradas. A continuación, algunas tentativas:
1) Esta tercera parte le otorga verdadero sentido a Batman inicia, que aparecía como el eslabón débil de la saga, una mera introducción que apenas servía como trampolín para la segunda entrega, donde realmente estallaba el universo de Ciudad Gótica planteado por Nolan. Asciende es, en el horizonte de la trama, una vuelta a los orígenes, un pasado que reaparece, con sus causas y consecuencias, volviendo a plantear un tópico que atraviesa toda la filmografía del realizador: las acciones de los individuos, sus motivaciones y efectos, con el inevitable deber de hacerse cargo.
2) Nolan ha marcado como conceptos claves en Batman inicia y El caballero de la noche las palabras “miedo” y “caos”, respectivamente. En esta tercera parte el término clave es “dolor”, lo cual se aplica muy bien al enfrentamiento entre un Batman/Wayne ya viejo y sin la misma habilidad combativa contra un poderoso y despiadado Bane. Pero el dolor, el padecimiento, no es solamente físico, sino también espiritual: Bane le dice a Batman algo así como “tenía dudas sobre qué se iba a quebrar primero: tu físico o tu espíritu”. Por eso, en primera instancia, le hará atravesar el suplicio en su cuerpo destrozado, para luego avanzar con el castigo de su alma, encerrado y sin poder hacer nada frente a la destrucción de su ciudad.
3) El concepto anterior se traslada al marco estético y corporal del resto de la historia. A diferencia de su predecesora de 2008, centrada en los efectos de los cuchillos, los tiros y las explosiones -con las muertes casi siempre en off-, Asciende es antes que nada una película de cuerpos en colisión. Sí, hay tiroteos, grandes estructuras (campo de fútbol americano incluido) que vuelan por los aires, pero los momentos decisivos se dan entre puñetazos, patadas, huesos quebrados, gente revoleada por los aires por otra gente, grandes masas enfrentándose cuerpo a cuerpo, codo a codo, casi como gladiadores. Lo que se dice un retorno a lo básico del ser, sin mediaciones.
4) Se venía diciendo desde hace rato que Nolan eligió a Bane como nuevo rival de Batman (yendo a contramano de especulaciones previas, que apuntaban a un Acertijo interpretado por Leonardo DiCaprio) porque el superhéroe ya había tenido su reto mental con el Guasón, y era el turno del desafío físico (sin dejar de lado la inteligencia). No deja de ser llamativo cómo el Guasón y Bane hacen el mismo camino, pero a la inversa: el primero empieza trabajando para la mafia, para luego convertirse en una bala perdida, con la única motivación de la anarquía, impredecible en todos sus actos; mientras que el segundo arranca como un ente solitario, utilizando financiamiento ajeno para objetivos propios, para terminar develándose como un sujeto que responde a un mando superior. Uno es el caos puro, sin un pasado que lo sostenga, un puro presente que en las grotescas cicatrices de su rostro muestra el absurdo tanto del orden criminal como legal de Gótica. El otro representa un nuevo Orden, el pasado reciclándose y actualizándose, cuya máscara resignifica a un Poder que emerge de las sombras y sale a la luz. Ambos, a su manera, son como muros indestructibles.
5) No queda del todo clara la postura de la película a nivel político. Bane parece encarnar a un factor que invierte la ecuación de poder reinante, convirtiendo a los opresores en oprimidos, y viceversa, aunque en el fondo el esquema sigue siendo el mismo, sólo que más violento y explícito. A las referencias a las protestas de los indignados en Wall Street (ataque a la bolsa de valores incluido), se suman episodios que remiten a la época del Terror posterior a la Revolución Francesa o los momentos más salvajes de regímenes totalitarios como el stalinista. ¿Es entonces El caballero de la noche asciende un film anticomunista? La respuesta no surge de forma tan simple, porque lo que se ve previamente es cómo el entramado de mentiras/mitos enarbolado por Batman y el Comisionado Gordon llevó a que triunfara una democracia sostenida en la Ley Dent, una normativa claramente de mano dura que arrojó a un montón de criminales a la cárcel sin respetar demasiado los procesos legales y constitucionales (hay un tufillo a Ley Patriótica por ahí) y denominada a partir de un supuesto prócer como Harvey Dent, cuya figura está cargada de un falso heroísmo. Nolan parece creer en el pueblo, en la gente, en los ciudadanos, pero sólo hasta ahí, más desde el lado teórico que del práctico: por algo en el final de El caballero de la noche Batman afirmaba que “a veces la verdad no es suficiente, a veces la gente necesita más”. Ahora, el pueblo nunca llega a ser “pueblo” (es más, habría que repensar qué significa ese concepto para la clase intelectual estadounidense), sino sólo una masa sin capacidad pensante, siempre al poder de algo o escondida en sus casas. De hecho, todo se decide entre un puñado de héroes y villanos. En un punto, pareciera decirnos Nolan, la democracia, así como está, no es suficiente, y ni con héroes sacrificiales como Batman alcanza.
6) Teniendo en cuenta lo previamente dicho, no deja de ser lógico que los ejes morales terminen siendo, en buena medida, los personajes de reparto, como Selina Kyle (impecable Anne Hathaway), quien se autodescribe como “flexible” frente a la tormenta que se avecina, es y no es a la vez Catwoman, y siempre está en fuga, hasta que no le queda otra que hacerse cargo de quién puede ser realmente; John Blake (un Joseph Gordon-Levitt invariablemente funcional al papel que le toque), ese joven que pudo haber sido un criminal, pero termina siendo un policía chapado a la antigua, siempre en los márgenes del sistema; o Alfred (un Michael Caine emotivo y emocionante), quien acierta cuando le dice a Bruce Wayne que no tiene miedo de que fracase, sino de que quiera fracasar.
7) Continuando con la ética y la moral, es patente cómo todos los protagonistas, por más que invoquen nociones abstractas como “pueblo”, “gente”, “democracia”, “ley” o “justicia”, en el fondo, sólo actúan en base a una emoción tan elemental e individual, como válida y fuerte, que es el amor. Y cuando decimos amor, nos referimos a sus múltiples formas: Wayne/Batman sigue aferrado a sus recuerdos de sus padres y ese gran amor perdido que fue Rachel Dawes; Alfred ama a Bruce como a un hijo; Bane aparece como motivado por una entidad, pero luego también por una persona; Blake se guía por esa gran figura que es Batman, a la que sin embargo sigue no como mito, sino como sujeto tangible; Miranda Tate evoca a su familia; Selina tomará su decisión final impulsada por el amor; y si James Gordon da la impresión de estar sólo preocupado por la ciudad, no deja de ser en el fondo un tipo solo, abandonado por su familia y que perdió a ese compañero de aventuras que era Batman. A pesar de lo frío y cerebral que puede ser a veces Nolan, El caballero de la noche asciende es, principalmente, un film de afectos, de lazos rotos, de amores apenas correspondidos, de lealtades y amistades.
8) Batman inicia era el cómic intentando mutar hacia el realismo seco. El caballero de la noche era un policial con mucha acción y deudor del género mafioso. El caballero de la noche asciende es, como se venía prometiendo, una épica, es decir, el lugar donde se forjan leyendas. Nolan, en base a eso, le imprime una ambición casi desaforada al film, con múltiples subtramas, no todas ellas del todo bien cerradas. No se entiende, por ejemplo, para qué está el personaje de Matthew Modine. Asimismo, la historia de amor entre Miranda y Wayne no contagia. Pero hay que reconocer que los 160 minutos nunca cansan o aburren, que la progresión es permanente, las piezas encajan, las secuencias de acción están muy bien filmadas y que el relato posee múltiples focos de interés. Y sí, Bane cumple con las expectativas, y hasta puede luchar en carisma (aunque la composición de Tom Hardy, acertadamente, no lo busque tanto) con el Guasón creado por Heath Ledger. Y sí, Batman: el caballero de la noche asciende sucede con éxito a su predecesora y concluye esta mirada al universo del hombre murciélago con enorme dignidad y potencia.
9) El próximo proyecto donde Christopher Nolan aparece involucrado activamente es El hombre de acero, nueva incursión en la pantalla grande de Superman, bajo la dirección de Zack Snyder (300, Watchmen). Las imágenes del teaser tráiler presentan un film lejos del estilo videoclipero de Snyder y mucho más compenetrado con el mundo Nolan, quien es autor de la historia y productor. Esto queda resaltado aún más por la noble voz en off de Kevin Costner, quien encarna a Jonathan Kent, el padre adoptivo del más poderoso de los superhéroes: “no eres como cualquiera. Un día tendrás que realizar una elección. Tendrás que decidir qué clase de hombre querrás ser cuando crezcas. Quien sea ese hombre, de carácter bueno o malo, va a cambiar al mundo”. Nuevamente las elecciones, con sus respectivas consecuencias. Porque de eso se trata ser héroe, ser alguien superior a los demás, aunque en el fondo se tengan las mismas virtudes y miserias que los hombres comunes.