Nobleza obliga; antes de embarcarme en una reseña de esta clase, es bueno empezar aclarando que no soy un fiel lector de comics ni mucho menos. Tiendo a pensar que la fidelidad de una obra se debe a un precedente en su mismo formato, digamos una secuela; y en ese sentido, Batman V Superman se ubica justo después de la semilla que fue Man of Steel.
En esa oportunidad, Zack Snyder tuvo la enorme tarea de iniciar lo que se sabía una saga de películas que terminaría uniendo varios personajes clásicos de la saga DC; y ahora es el momento de empezar a mostrar los primeros pasos de esas uniones.
¿Es un Dios o un demonio? Enfrentándose al General Zod, Superman destruyó gran parte de Metrópolis, causando estragos, pero también salvando de un mal mayor. La sociedad está dividida y la polémica, que es llevada a juicio por la Senadora June Finch (una Holly Hunter que sigue siendo un lujo), traspasa la ciudad y llega a oídos del justiciero de Ciudad Gótica.
La gente lo idolatra y le teme en partes iguales, y en el mismo Clark Kent/Superman se entraña esa dualidad por los hechos sucedidos. Y quien pretende sacar provecho es el ambicioso e inescrupuloso empresario Lex Luthor (un psicótico Jesee Eisenberg copiando algunos modismos del Joker de Heath Ledger) buscando enriquecerse bajo la excusa de un armamento a base de kryptonita capaz de controlar al hombre de acero.
El guión creado por Chris Terrio y David S. Goyer dispara hacia varios flancos, presentando una gama amplia de personajes y puntas, guiños, sobre lo que puede venir en el futuro. Pero jamás se desvirtúa de su principal enfoque. Esta es una película de Superman, y su conflicto sobre cómo presentarse frente a la sociedad.
Batman también entra a la historia por el mismo frente, enterado de la existencia del héroe de Metrópolis, y habiendo sufrido la tragedia en una filial de su empresa en aquella ciudad, se convence de la peligrosidad de aquel, y solo desea enfrentarlo. Enfrentamiento que, como avecina el título, llegará.
Tanto desde el guión como en la dirección de Snyder se decide tomar el tiempo necesario para plantear el argumento. La acción no está asegurada desde un principio, lo cual no quiere decir que carezca de ritmo. Mediante un montaje ligero y correctamente fragmentado se nos introduce en la historia, se enfocan los conflictos internos de los personajes; y hasta hay espacio para hablar de política internacional y trazar un drama con mucho simbolismo.
Hay imágenes que son obvias y no por eso dejan de ser logradas, Snyder se encargan de mostrarnos a Superman como un Dios desde todos los ángulos posibles, plano onírico incluido. A diferencia de un Batman al que se lo presenta con toda su negritud, conflictuado, y más high tech que nunca.
Tenemos también la presencia de Diana Prince/Wonder Woman, correctamente introducida y lista para la aventura propia; más algunos asomos que mejor no revelar.
Batman V Superman se guarda varias sorpresas y giros, su mejor fortaleza es que su guión no es una mera excusa para ir a la acción, presenta un debate real.
Más allá de algunos agujeros en su desarrollo (que los hay en todas este tipo de películas), y alguna aparición algo comprimida sobre el final un poco forzada (aunque era de esperarse, lo mismo que el sobrecargo de CGI en esta instancia). Todo se sostienes muy bien durante sus más de dos horas y media, que hay que remarcarlo, pasan rapidísimo.
Nunca se pierde, no nos entrega caramelos visuales empalagoso pero vacíos (repetimos salvo el “necesario” final), y se erige con la idea de ser más que otra película de superhéroes.
Henry Cavill, convincente, no tiene mucho más que demostrar como Superman, aunque aquí gana algo más de espacio Clark Kent. Quien si toma más importancia que en la anterior película es Amy Adams como Lois Lane, y ya sabemos que a la colorada no parece haber personaje que le quede grande. Jeremy Irons como un Alfred mucho más actual se encuentra en un rol justo. Gal Gadot como Diana Prince juega al misterio, se asoma, y se prepara para lo que será su protagonismo. Y lo que todos se preguntaban, Ben Affleck cumple, sale más que airoso de representar a un personaje tan icónico, más que Batman, a Bruce Wayne, le otorga una impronta propia y lo hace suyo; no hay nada que dudar de él.
Podrán decir que Batman V Superman: El Origen de la Justicia no es una película perfecta, tiene sus flaquezas, es cierto. Pero como viene marcando DC en modo distintivo, convence favorablemente con su ímpetu de otorgar algo más que un entretenimiento ligero y pochoclero. El Snyder de Watchmen (aunque más encorsetado) parece presentar nuevamente la pregunta sobre qué es un superhéroe y cómo nos pararíamos frente a él como pueblo. Proeza nada menor.