"Batman vs. Súperman", un encuentro que decepciona
Hace tres años nos dieron la tremenda noticia de que la próxima vez que viéramos a Súperman en una película sería enfrentándose a Batman. Desde ese día en adelante comenzaron a crecer la ansiedad, las ganas, la curiosidad por ver a los dos superhéroes más importantes del universo DC (y porqué no del comiquero) en un mismo largometraje, hecho que no se había dado nunca antes. Al menos no con actores reales. Después de tanta espera, y de tanto "manijazo", llegó la hora, y basta una sola palabra para describir la experiencia: DECEPCIÓN. Así, con mayúsculas, y también con un poco de tristeza. Porque lo que podría haberse convertido en el evento cinematográfico del año termina siendo un fiasco de proporciones casi bíblicas.
La película comienza con el enfrentamiento entre Súperman (Henry Cavill) y el General Zod (Michael Shannon), que ocurría casi al final de "El hombre de acero" (2013). En plena batalla los kryptonianos destruyen media Metrópolis, y entre uno de esos edificios que colapsan está uno que pertenece a Bruce Wayne (Ben Affleck), quien lo ve caer justo y por ende presencia la muerte de sus empleados. Allí se planta la semilla de discordia con Súperman. Un año y medio más tarde hay un serio, y cada vez más importante, debate: ¿Este superhéroe es una esperanza para la humanidad o una amenaza latente? Para el Caballero Oscuro la respuesta claramente es la segunda, y en todo este tiempo estuvo buscando la manera de ver cómo detenerlo. A su vez, Clark Kent también ha puesto su mira en Batman. Claro que para que las cosas llegaran a este punto, y sin que ellos lo sepan, hay alguien que estuvo moviendo las piezas de ajedrez indicadas: Y ese hombre es el inefable Lex Luthor (Jesse Eisenberg). Mientras la batalla del siglo casi explota en esta olla a presión, una amenaza mucho más terrible está por aparecer en el mundo, uno que el hombre jamás conoció.
Hay varias cosas para analizar de este filme. No vamos a meternos en qué tan parecida -o no- es la historia a la de los cómics, basta decir con que hay varias referencias. ¿Es importante que las sepas? No necesariamente. El mayor problema que tiene este largometraje es su narrativa. Es caótica, atropellada, frenética, confusa, como si te pelearas con un borracho que te lanza golpes a diestra y siniestra sin sentido. El filme quiere abarcar muchas cosas, vaya uno a saber porqué. Se puede dividir tranquilamente en dos: la pelea entre los dos superhéroes, y la presentación de la Liga de la Justicia. Se tarda mucho en llegar a su conflicto y las razones por las que se terminan peleando son inconsistentes y con pocos fundamentos. Y lo segundo es casi caricaturesco de la forma en que se hace. Durante estos 151 minutos además hay flashbacks, sueños, delirios, y más sueños, para meter con fórceps a personajes y situaciones. Todo el tiempo te están tirando información de que la saga continúa, que vienen más películas, que esperes ansioso. Innecesario todo. Hay diálogos que son sumamente berretas, y personajes que están desperdiciados y otros desaprovechados.
En cuanto a los actores: Henry Cavill no es un talentoso, pero acá lo tiraron al bombo. Jeremy Irons parece molesto todo el tiempo. Gal Gadot como La Mujer Maravilla sorprende gratamente, pero incluir a su personaje no tenía sentido. Ben Affleck, como lo dije siempre, brilla como Batman. Sin dudas, el mejor de la historia. Eisenberg falla en la construcción de su Lex Luthor y termina molestando muchísimo.
Súperman y Batman se merecían mucho más que esto. Son personajes con una rica y basta historia, íconos de la cultura pop. Y este largometraje es un insulto hacia ellos. Dicen que de los errores se aprende, esperemos que los realizadores lo hagan. Pronto en lo posible.