Batman

Crítica de Diego Curubeto - Ámbito Financiero

Si durara 85 minutos y estuviera filmada en blanco y negro con el formato cuadrado de los films de los años 40, esta nueva Batman sería buena. Pero así como es, genera la siguiente pregunta. ¿Realmente hace falta que una película de Batman dure tres horas? La respuesta es obvia. No, no hace falta. Y es una pena, porque la idea de hacer un Batman más oscuro que las películas de Tim Burton, que lógicamente por la época tenían que diferenciarse estéticamente de la colorida serie de la década de los 60 con Adam West, llena de detalles pop y humor naif que servía tanto para chicos como para adultos. Pero estamos en 2022 y ya han pasado tantos Batman por el cine que es difícil agregar algo nuevo.

Acá hay algunas novedades, pero que van mas para atrás que para adelante. Por ejemplo la química entre la Gatúbela de Zoe Kravitz (la hija de Lenny Kravitz) y el enmascarado Robert Pattinson es la menos interesante en toda la historia del personaje, empezando por el detalle de que ella no es una auténtica villana sino una mujer en busca de venganza. Siguiendo con la corrección política del caso, Colin Farrell, en su versión del Pingüino tomado justo en el momento previo a convertirse en el mítico archivillano que en mejores tiempos encarnaron Burgess Meredith y Danny DeVito, ni siquiera fuma sus típicos habanos. En cambio el que está un poco mejor, aunque habla demasiado, es Paul Dano como un Acertijo menos extrovertido que el que compuso Jim Carrey a las órdenes de Joel Schumacher.

Pattinson tiene un gran problema: luce exactamente igual y con las mismas expresiones -o mejor dicho, la ausencia de ellas- tanto cuando tiene máscara que cuando hace de Bruce Wayne. En cambio. la trama sobre Wayne/Batman tratando de investigar el pasado corrupto de su propia familia es interesante, y da a lugar a buenos momentos que mezclan al superhéroe con climas de film noir, un poco volviendo a las verdaderas fuentes del personaje. Sólo que a medida que se va estirando exageradamente el argumento va perdiendo su interés.

Lo que es original y creativo, aunque de un modo un poco alarmante, es la fotografía monocromática, aunque no tanto como para lucir auténticamente en blanco y negro -tiene destellos a color, como el rojo en momentos culminantes- con uso novedoso del formato de pantalla ancha, ya que ubica casi siempre en el centro a los personajes y deja en los costados imágenes desenfocadas, casi como para que alguien pueda ver la película en su Smartphone sin perderse casi nada.