«Olvídalo, Bruce, es Gotham»
Se acercaba un nuevo desafío actoral para Robert Pattinson, así como también un verdadero salto para Matt Reeves, quien había estado a cargo de dos entregas de The Planet of the Apes (2014 y 2017) y Cloverfield (2008), entre otras películas «menores». Después de tantas versiones, traer otro Batman al cine supondría estar en la lupa de muchos ojos críticos y podía ser catastrófico. Pero por suerte para la vida del encapotado, el resultado fue definitivamente positivo.
¿Cómo encarar otro caballero de la noche? Esa debe haber sido una de las preguntas que sobrevolaban la mente del director, junto a Peter Craig, su co-guionista. Y claro, la acertada respuesta a la que llegaron fue sustancial para desarrollar efectivamente esta historia. Decidieron adoptar una faceta de Batman que no se había visto en cine, la detectivesca. Pero no lo malentiendan, esto no quiere decir que se haya transformado en un Sherlock Holmes o Hercules Poirot cualquiera, o que se dejen las escenas de acción de lado, pero sí deja a la luz una rama más del héroe que sirve como anzuelo para presentar este film como un buen thriller neo-noir.
Un joven y acomplejado Bruce Wayne bajado -en todo aspecto- a un sitio más terrenal que las últimas versiones de Bale y Affleck encara sus primeros años como vigilante nocturno en Gotham. Con una presentación memorable, el esperado Battinson surte su primer e impactante efecto en la audiencia. Y ese oscuro y temible sentimiento no desaparece por casi tres horas.
Con reminiscencias (o aspiraciones a parecerse) a Se7en (1995) y Zodiac (2007) de David Fincher, Matt Reeves desarrolla una trama de mucha intriga que es «ayudada» por la propia naturaleza del villano de turno: Acertijo. Y es también en ese sentido la razón por la cual conocemos a un Batman más «detectivesco». Las apariciones de otros personajes como Alfred (Andy Serkis) y Gatúbela (Zöe Kravitz) añaden valor propio al film, aunque en algunas ocasiones pareciera que les hubiera faltado algo más de química o desarrollo en relación con el protagonista. Por otro lado, el Pingüino (un irreconocible Colin Farrell), Gordon (Jeffrey Wright) y, fundamentalmente, el brillante Paul Dano como Acertijo están encastrados de manera más armoniosa en la trama y elevan la calidad de la película a un nivel superior.
La música de Michael Giacchino y la fotografía de Greig Fraser funcionan a la perfección. La combinación del sonido con la sordidez de cada plano realzan el caracter oscuro, violento y hasta críptico que supone este universo de Gotham acechado por la corrupción y las locuras de Acertijo. Además, sirven para conocer a este Batman del que, gracias a la utilización de la luz y la cámara, podemos percibir sus traumas y complejos (aunque no muestren nuevamente su triste historia de niño).
Dejando de lado los enigmas, creo que toda la audiencia estará de acuerdo en que hay escenas de acción que quedarán para la posteridad. La palabra «épico» podría ser el adjetivo perfecto para describir ciertos momentos del film que dejarán a todos boquiabiertos. Es un guion correcto y trabajado que se jacta de saber manejar el misterio y recuerda a muchas películas del cine negro. Desde la perspectiva de la corrupción que somete a todo Gotham, quizá pueda haber sido la clásica Chinatown (Polanski, 1974) un punto de partida para esta cinta.
En definitiva, esta oscura y sombría Batman es una propuesta original y refrescante del encapotado que, sin dudas, quedará en el recuerdo por ser una de las mejores versiones que hubo. Un héroe un poco más real, un villano propicio y una Gotham deteriorada hacen de esta película una gran oportunidad para disfrutar en el cine. ¿Dura casi tres horas? Ah, sí, pero recién me doy cuenta.
Puntuación: 8/10
Por Manuel Otero