La escasez de ideas que azota a Hollywood desde hace varios años no deja de sorprendernos, al punto tal que estamos por hablar de una película basada en un simple, básico y conocidisimo juego de mesa.
Todo eso te puede posicionar en dos lugares distintos a la hora de encarar este film. Uno es el de la indiferencia y el otro es el de la expectativa. Muchos optan por el primero, ya que es el más fácil por consistir en largar la frase “es una película pochoclera, bélica, insulsa, nacionalista y muy yanqui”, mientras que una minoría se mantiene expectante por ver si de una vez por todas Hollywood hace las cosas bien partiendo de algo tan poco cinematográfico.
Cualquiera es dueño de la esquina si le toca adaptar un libro que vende millones y millones de ejemplares en todo el mundo, eso vamos a decirlo de una vez por todas.
Mis expectativas frente a “Batalla Naval” pasaban por dos aspectos centrales; uno era su director, Peter Berg, a quien conocimos por ser el ahijado artístico de Michael Mann y por sus irregulares pero personales trabajos como “Hancock”, “The Kingdom” y “Friday Night Lights”, entre otros.
El segundo aspecto era, claro, ver como los productores, guionistas y el mismísimo director iban a sacar adelante una película basada en un básico y simple juego de mesa.
Desde que vi el primer avance del film mis expectativas se fueron al piso, ya que ver nuevamente naves extraterrestres enfrentándose al ejercito norteamericano no me pareció nada original y al contrario, parecía la salida más simple de semejante embrollo, sobre todo sabiendo que los productores de este film eran los mismos de la millonaria saga “Transformers”.
Frente a esta situación, voy a ser sincero, esperaba que este film se convirtiera en una especie de actualización de “Día de la Independencia” o en otro producto que intentara vendernos el nacionalismo norteamericano como pan caliente y el poderío armamentista del país del norte, como así también el espíritu bélico sin sentido de gran parte sus habitantes.
Pero aunque cueste creerlo “Batalla Naval” es todo lo contrario, al punto tal que uno llega a preguntarse si la peli les salió bien o el tiro les salió por la culata.
Voy a realizar este análisis por partes.
En primer lugar creo que estamos frente a una película con tantos elementos bélicos que solo dificultan o empañan el verdadero sentido del film, que es ni más ni menos que dejar un mensaje anti-bélico como pocas veces vimos en el cine.
Paso a detallar algunos de los elementos que me dejan esa sensación; la idiotez con las que caracterizaron a los militares dentro del film, la aparición de personajes lisiados por la guerra, el combate contra los extraterrestres en Pearl Harbor, la colaboración entre el ejercito norteamericano y el japones para hacerle frente a los extraterrestres y la participación de los veteranos de guerra que puede resultarnos irrisoria pero que es un claro y sentido homenaje.
Para ser más detallistas; ni el mejor Michael Bay (aunque de manera voluntaria) pudo retratar del modo que lo hizo Berg la personalidad de los integrantes de las fuerzas armadas estadounidenses que llega a su punto máximo cuando nuestro protagonista interpreta para el culo “El Arte de la Guerra” de Sun Tzu en un momento clave del film.
En cuanto al personaje lisiado que aparece en el film, si bien puede parecer un golpe bajo de parte de los guionistas al principio, termina por convertirse en una critica clara sobre un lado de la guerra que pocas películas muestran. O acaso me van a decir que recuerdan a otros personajes discapacitados debido a la guerra que no sea el capitan Dan de “Forrest Gump”.
En tercer lugar, el hecho de que frente a la “invasión” (ya voy a detallar por que le coloco comillas a esa palabra) dos ejércitos que históricamente estuvieron enfrentados por una guerra, como lo son el japones y el norteamericano, terminen actuando codo a codo para sobrevivir es otro claro mensaje de parte de los responsables del film para los que se niegan a ofrecer disculpas por errores del pasado. Es casi patético e irrisorio pero la alegoría que utilizan para retratar esa rivalidad termina siendo un partido de soccer ya que en ningún momento del film se hace mención de forma malintencionada al ataque a Pearl Harbor, o a la segunda Guerra Mundial.
De hecho, tampoco puede ser casualidad que toda la acción del film transcurra en este lugar (Pearl Harbor) y que en determinado momento, por culpa de seres humanos, haya repercusiones y destrucción en Japón.
Pero si todo esto no fuera suficiente, para seguir con la segunda linea de lectura de un film que a priori puede resultar netamente pochoclero, hay que destacar el punto ambiguo con el que se retrata la supuesta invasión extraterrestre, la cual deja y mucho dudas. Sin entrar en demasiados detalles, desde el momento en que Berg nos pone en la piel de los invasores (como si se tratara de un videojuego, con la cámara en primera persona) es imposible no sospechar acerca de las intenciones de los extraterrestres.
Dejando toda esta linea de lectura que resulta de un análisis connotativo del mensaje, hay que hablar de la peli en sí, de sus elementos que meramente refieren al séptimo arte. Y ahí es donde aparecen las falencias.
Tenemos un elenco paupérrimo, donde parece que la única vara para la selección que utilizaron los encargados del casting fue la belleza de los actores y actrices. Brooklyn Decker y Rihanna son muy bellas sí, y seguramente Taylor Kitsh y Alexander Skarsgard tambien lo son para las mujeres, pero de ahí a que sean buenos actores y tengan lo necesario para bancarse una peli sobre sus hombres es otra cosa.
Liam Nesson, bien gracias. Cuando uno trabaja 10 minutos reloj es difícil obtener otra devolución.
El resto relleno, al igual que la banda sonora compuesta por Steve Jablonsky que apenas muestra sus matices creativos en la escena del guiño hacia el juego de mesa (quizás una de las mejores del film en cuanto a suspenso y tensión) pero que más allá de eso no tiene nada más para ofrecer, a diferencia de la música elegida para musicalizar algunos momentos interesantes y que va desde AC/DC, Creedence Clearwater Revival, Band Of Horses y ZZ Top.
El apartado técnico sí que es para aplausos, sobre todo el campo de los efectos especiales donde el argentino Pablo Helman la rompe ofreciendo algunas de las secuencias más impresionantes del cine pochoclero de este 2012. Por su trabajo sí que vale disfrutar este film en la pantalla grande.
Y la dirección de Berg es casi contradictoria, por que “Batleship” es un traje hecho a medida prestado: no le entra. Si al momento de los títulos finales hubiera aparecido el nombre de Michael Bay todo tendria más sentido, ya que esta más que claro que lo que los productores quisieron lograr con este film es un producto similar al que ofrecio el director de “Armaggedon” en la saga “Transformers”.
Peter Berg entró a la categoría mercenario, si se quiere, y por ahora relegó todo su estilo visual y de otra índole para poder dirigir un blockbuster que difícilmente tenga el reconocimiento u el impacto que se le quiso dar.
Una película que no es mala, por que entretiene (casi) de principio a fin pero que tampoco es lo suficientemente buena ya que carece de originalidad y relevancia.
Lo que sí, estamos sin dudas frente a una interesante propuesta para poner a ejercitar nuestra capacidad de leer sobre lineas un mensaje que no todos parecen querer interpretar u entender.
“Batleship” es un lobo con piel de cordero, así de simple.