"Terminen el secundario" Lejos de ofrecer algo original y terrorífico los directores Travis Cluff y Chris Lofing apuestan por lo seguro convirtiendo a “La horca” en una propuesta con muy pocos aspectos para resaltar y por ende difícil de recomendar. Quizás el más grosero de los errores que presenta “The Gallows” es la falta de compromiso e ingenio que demostraron los realizadores para trabajar el sub-género del found footage. Por eso nuevamente somos testigos de la maldita costumbre de ver más de una cámara dentro del relato y saltos temporales absurdos e irreales. Apenas comienza el film tenemos una leyenda que nos invita a creer que estamos a punto de ver un material policial y, si bien no somos tan ingenuos de caer en ese juego, todo buen espectador está dispuesto a seguirle la corriente a esta premisa. Ahora bien, no llegamos a la mitad de la trama y ya estamos sumergidos en un relato editado de forma tan prolija y ridícula que la pregunta es inevitable: Si esto es real, ¿Quién editó esta película? ¿El FBI en sus tiempos libres? Hoy en día, con la cantidad de información que tenemos a nuestro alcance, es casi imposible que se nos pase por alto algún mito urbano popular como el que nos plantea la película. Googleas dos segundos y descubrís que la historia de Charlie Grimille no solo es falsa sino que ya tuvo un intento (fallido por cierto) de llegar al cine a través de Travis Cluff en el 2012. No obstante, ese no es el problema. Lo que irrita es que son los mismos realizadores los que se encargan de contar la historia de forma tan inverosímil e irreal que en más de una ocasión parece que nos estuvieran tomando el pelo como espectadores. “La horca” tiene sus momentos de tensión bien logrados y casi todos ellos son a partir de la sugestión (algo que es clave en el found footage). El miedo a lo desconocido siempre es efectivo y asustar con alguna sombra y sonidos en medio de la oscuridad sigue estando permitido. Ahora, cuando combinas eso con efectos especiales pedorros y te encargas de dejar en claro que cualquier cámara de video puede grabar fantasmas en plena noche, el realismo desaparece por completo y simplemente somos testigos de una aventura tan fantasiosa como irrisoria. “Cloverfield” también fue una película filmada en este formato y pese a tener un monstruo gigante atacando la ciudad de New York, resulta mucho más realista que “La horca“. Y así podemos dar muchos ejemplos más. Mientras se siga subestimando al espectador, al terror y al found footage, dudo que tengamos una propuesta que verdaderamente nos asuste dentro de una sala de cine nuevamente. Por eso si querés pasar un mal rato de verdad, mirá otra vez esa joyita inoxidable llamada “El proyecto Blair Witch” o cruzá los dedos para que “It Follows” llegue a los cines cuanto antes.
Pese a contar con un arranque oscuro y poco auspicioso para nuestros protagonistas, la opera prima de Jazmín Stuart amanece tanto para el publico como para los protagonistas cuando estos últimos deciden salir a la ruta en búsqueda de sus verdaderas identidades dando inicio así a una emotiva y entretenida road movie. Dos hermanos distanciados (unos enormes Juan Minujin y Erica Rivas) reciben en un momento inoportuno de sus vidas una inesperada y tragicómica noticia: su padre (interpretado por el gran Hugo Arana) se encuentra internado en un hospital del interior tras sufrir un accidente bajo extrañas condiciones. Con tintes dramáticos muy certeros y muchos pasajes cargados de la comedia más eficaz que vio el cine argentino en los últimos años, la opera prima de Stuart se consolida como una excelente road movie que no tiene miedo de incursionar en nuevos terrenos ni de seguir explotando lugares comunes y casi siempre necesarios en esta clase films. Apoyándose en los excelentes trabajos de sus protagonistas y en un apartado técnico donde la fotografía y la banda sonora se convierten en aliados indispensables (la sensibilizadora música de Guillermo Guareschi y la hermosa fotografía de Daniel Ortega son dos puntos muy altos), la película de Stuart realmente cumple con creces sus principales objetivos: divertir y emocionar de forma genuina. “Pistas para volver a casa” se erige como un juego de palabras que hace referencia no solo a esa búsqueda personal que llevan adelante nuestros protagonistas, sino también a esa inesperada aventura que emprenden impulsados por el amor y la nostalgia hacia su infancia y hacia un personaje más que especial dentro de sus vidas. Una “búsqueda del tesoro” que tiene como premio un tesoro tan valioso y entretenido como personal.
"La ventana incorrecta" De la mano de los productores Jason Blum y Timur Bekmambetov llega a los cines una de las propuestas de terror más llamativas, en materia de realización, de este 2015. ¿Eso la hace una buena película? No, ya que al igual que el resto de sus antecesoras, “Eliminar amigo” deja en claro que este género está atravesando una de sus peores crisis en los últimos años. El desconocido realizador ruso Leo Gabriadze es el responsable de llevar adelante “Unfriended“, un proyecto que desde el arranque nomás deja en claro dos cosas: El formato visual es el único y gran aliado de la película mientras que sus insulsos protagonistas son los verdaderos malos con los que tendrá que lidiar el espectador durante todo el metraje. Es por eso que, básicamente, “Eliminar amigo” funciona más como una radiografía de lo que es el cine de terror en estos días que como una propuesta digna de ver en la pantalla grande. Copiando de forma descarada todo lo mejor que ofreció la vanguardista “Open Windows” de Nacho Vigalondo (pudimos verla en MDQ el año pasado) y aquello que nos asustó en el celebradísimo corto de terror argentino “Alexia” de Andrés Borghi (pueden verlo acá), “Unfriended” narra la historia de un grupo de amigos que en plena sesión de Skype se ven amenazados desde el más allá por el espíritu de una estudiante que tiene varias cuentas pendientes con algunos de sus ex compañeros. Gabriadze aprovecha al máximo el formato para ofrecer algunos momentos más que intensos y atrapantes, sobre todo durante el segundo acto de la película, cuando la sugestión y los microclimas de suspenso aparecen en pantalla. A partir del tercer acto, como era de esperarse, “Eliminar amigo” se vuelve completamente gráfica, exagerada y absurda para decantar así en un resultado tan obvio como aburrido. Pese a que en el primer acto el espectador también tendrá que soportar nuevamente una serie de clichés tan oxidados como innecesarios para el cine de terror (adolescentes con las hormonas al rojo vivo, drogas, charlas sin sentido y muchos guiños hacía la cultura pop moderna), es la novedad del formato la que lo mantendrá pegado a la butaca. Repito: No hay nada de original aquí, ya que es lo mismo que pudimos ver en “Open Windows” el año pasado. Sin embargo, una pequeña lectura entre lineas del conflicto que presenta “Unfriended” nos invita a reflexionar sobre una peligrosa tendencia actual como lo es el cyberbullying. Ahí radica quizás uno de los aciertos (¿involuntarios?) de la trama de esta película que más allá de sus errores y la falta de originalidad “honesta” terminará siendo una pequeña brisa de aire fresco para aquellos que se apegan exclusivamente al consumo de contenido cinematográfico mainstream. “Unfriended” llegará tarde entonces para aquellos que, ya sea a través de festivales internacionales, cine independiente o internet, estan acostumbrados a disfrutar de propuestas visuales arriesgadas que reflexionan (algunas con más libertades que otras) sobre los limites impensados que puede alcanzar un click en la ventana incorrecta.
"Esto es Chilewood" Luego de un inentendible y prolongado receso, uno de los directores más ácidos y cínicos de Hollywood regresa a la pantalla grande con un trabajo que lo posiciona nuevamente en el ojo de la tormenta. Damas y caballeros, con ustedes, el siempre polémico Eli Roth. Tras patear el tablero con la violenta y morbosa “Hostel” (aquella película que, por su inesperado y enfermizo final, se ganó la bendición de Quentin Tarantino) y el fracaso que significó su respectiva secuela (recordemos que semanas antes de su estreno se filtró en internet una copia en excelente calidad del film), Roth se tomó una pausa que aprovechó para, entre otras cosas, protagonizar un par de producciones cinematográficas e incursionar en la TV con series que llevaron su firma. En el medio de esos años, de alguna forma todavía inentendible, Roth puso el ojo en el cine latinoaméricano y empezó a trabajar hombro a hombro con el joven director chileno Nicolás Lopez (“Promedio Rojo” y las entregas de “Que pena…“) y el guionista uruguayo Guillermo Amoedo para sacar adelante una serie de proyectos incendiarios. Anoten: “Aftershock” (dirigida por Lopez y protagonizada por el mismisimo Roth y Selena Gomez!!!), “The Green Inferno” (la peli maldita que Roth todavía no pudo estrenar por su alto contenido violento), “The Stranger” (el celebrado debut tras las cámaras de Amoedo, el guionista de este trío) y “Knock Knock“, nuestra película en cuestión. Tranquilamente podemos sentenciar que “El lado peligroso del deseo” (el extenso nombre con el que se estrena este film en nuestro país) es una de las producciones más interesantes y vanguardistas que se sacó de la galera este grupo de realizadores, ya que se trata de un desembarco en toda regla de lo que hoy se conoce como “Chilewood“. Sí, leíste bien; Chilewood. Este movimiento cinematográfico impulsado por Roth y el resto del equipo consiste básicamente en producir películas con el sello “hollywoodense” fuera de los Estados Unidos para después poder estrenarlas en aquel país y a partir de ahí conseguir una buena distribución internacional. Ya sea por una cuestión de costos o “simplemente” en pos de trabajar con más libertades artísticas, lo que propone “Chilewood” es más que coherente y valioso y solo basta con ver “Knock Knock” para entender lo lejos que puede llegar esta corriente de trabajo. Con Keanu Reeves y el tridente latino conformado por Lorenna Izzo, Ana de Armas e Ignacia Allamand, “Knock Knock” entretiene, sorprende y sobre todo siembra polémica con su sencilla pero bien elaborada historia que recuerda a los viejos thrillers eróticos que le quemaron la cabeza a más de uno durante la época dorada del VHS. No hay mucho más que eso. Sorprende, sí, que siendo una película de Roth tengamos tan poca violencia gráfica en la pantalla, pero queda claro tras ver la primera mitad de “El lado peligroso del deseo” que, cuando hay mesura y un buen pulso narrativo, se puede incomodar con otra clase de elementos y situaciones. Tenemos un nuevo y renovado Eli Roth caminando entre nosotros. Si extrañas esa incomodidad que supo transmitir en sus primeros trabajos, pero ya estas grande para soportar litros y litros de hemoglobina chorreando por la pantalla, acá tenés una dosis refinada y original de suspenso que te va a hacer saltar de la butaca en más de una ocasión. En cambio, si querés sangre, cruzá los dedos para que “The Green Inferno” llegue a los cines lo antes posible.
"Ese miedo inoxidable" En un año para el olvido en materia de terror, esta opera prima que carece de originalidad resultó ser una de las pocas propuestas decentes y entretenidas que vale la pena recomendar a los más fanáticos del género. “Clown” o “El payaso del mal” nació como un pequeño cortometraje de internet que, tras viralizarse, llegó a manos del inquieto realizador Eli Roth quien no tuvo mejor idea que darle financiamiento y forma al proyecto del desconocido Jon Watts. Así, junto con la ayuda del guionista Christopher Ford, Watts se sacó de la galera una película que básicamente explota al máximo la coulrofobia y las escenas sangrientas. No mucho más. Así como las producciones de exorcismos posteriores a “El Exorcista” de William Friedkin tienen que cargar con el estigma de ser la sombra de una de las mejores películas de terror de la historia, algo similar ocurre con los films que tienen como protagonistas a payasos diabólicos o asesinos. En este rubro podemos seguir afirmando que “IT“, la minisierie televisiva basada en la novela de Stephen King, es una propuesta inoxidable e insuperable hasta la fecha. Tim Curry como Pennywise continua siendo una verdadera pesadilla para grandes y chicos, ya que con tan solo una sonrisa o una mirada puede quitarte el sueño o incomodarte por un largo rato. Andy Powers, el protagonista de esta película, está lejísimos de lograr un efecto similar y solo logra incomodar a través de la violencia gráfica que acompaña cada una de sus apariciones como el payaso en cuestión. Técnicamente la película es impecable y el trabajo realizado con el maquillaje como así también con los efectos especiales merece ser destacado porque en definitiva estamos frente a una propuesta independiente de muy bajo presupuesto que logra estar a la altura de las grandes producciones. Aunque si las comparamos con las más recientes, tranquilamente podemos decir que “El payaso del mal” es superior en este aspecto. En definitiva, “Clown” es una propuesta chiquita y sencilla que entretiene y salpica sangre todo el tiempo. No busca asustar sino más bien incomodar. Eso también es terror, aunque no es aquel que genera entusiasmo y euforia en los seguidores acérrimos. Habrá que seguir de cerca la carrera de Jon Watts ya que con su más reciente trabajo (“Cop Car“) logró llamar la atención de Marvel y a partir de eso se convirtió en el director de la nueva versión de Spiderman.
"Tragedia familiar" ¿Cómo es posible que, en pleno auge del cine comiquero, sea tan difícil adaptar a la pantalla grande toda la riqueza que presenta el primer grupo de superhéroes de la historia de Marvel? Creados en 1961, “Los 4 Fantásticos” surgieron como la primera respuesta seria y amenazante al éxito cosechado por Batman y Superman de parte de Marvel. Sin embargo, estos maravillosos personajes rápidamente se convirtieron por meritos propios en el grupo de superhéroes más importante de la denominada “Casa de las Ideas“, allanando el camino para las futuras creaciones de la histórica dupla conformada por Stan Lee y Jack Kirby. Si bien el equipo liderado por Reed Richards se destacó gracias a una cualidad única por aquel entonces (eran los primeros superhéroes que no poseían identidades secretas) también fueron los encargados de introducir al universo Marvel los diálogos plagados de chistes, el drama humano en la vida de los distintos personajes y los combates espectaculares frente a villanos de alto calibre. Esta es la famosa formula que luego se repetiría con el mismo éxito en los cómics de Spiderman, Hulk, Iron Man y Thor (todos ellos creados en 1962) y que sería explotada al máximo de la mano de los X-Men a partir de 1963. O sea, tranquilamente podemos afirmar que sin “Los 4 Fantásticos” Marvel jamás hubiera llegado tan lejos dentro y fuera de las viñetas. Y es por ese mismo motivo que resulta irónico y triste que en la actualidad estos personajes estén al borde de la extinción y el olvido. Recordemos que el año pasado Isaac Perlmutter, el actual CEO de Marvel, canceló por tiempo indefinido los cómics de “Los 4 Fantásticos“, dejando en evidencia la disconformidad de la empresa con la decisión que tuvo Fox de concretar una nueva película de estos personajes. A tal punto llegó este mensaje que The Punisher hizo volar por los aires al elenco del film de Trank en uno de sus cómics, en un acto de cobardía que solo deja claro una cosa: Los actuales directivos de la compañía en su puta vida leyeron un cómic de “Los 4 Fantásticos” y no tienen la más remota idea de lo crucial que fueron para miles de fanáticos de las historietas. De todos modos, esta película también presenta errores groseros en su realización. El director Josh Trank (responsable de la más que correcta “Poder sin limites“) hace agua por todos lados en su primer gran proyecto cinematográfico y ofrece un producto sin alma, carente de sentido y completamente obsoleto de cara al futuro de estos personajes en la pantalla grande. Resulta increíble como “Los 4 Fantásticos” logra superar los niveles de ridiculez y aburrimiento que presentaron en su monento las peores producciones hechas con personajes nacidos en los cómics. Creo que si hoy tuviera que elegir entre volver a ver el film de Trank o la patética “Gatubela” de Pitof (protagonizada por Halle Berry), definitivamente me quedo con la segunda. Al menos tenía escenas de acción más logradas (no esperen encontrar nada de eso en este film) y estaba protagonizada por actores con más onda que Miles Teller, Kate Mara, Michael B. Jordan y Jaime Bell. Creo que con esa comparación dejo bastante claro lo mala que es “Los 4 Fantásticos“. Sin embargo, sería injusto decir que Trank es el único responsable de este desastre. Si bien en los últimos meses varios portales prestigiosos informaron que Fox no quedó para nada conforme con el trabajo detrás de cámaras del realizador (a tal punto que terminaron aportando su granito de arena para dejarlo afuera de la lista de directores que se harán cargo de la futura antología de “Star Wars“), también hay que ser conscientes de algo: El boicot ideado por Marvel para volver a tener en su poder los derechos cinematográficos de estos personajes funcionó de forma perfecta y por eso estamos frente a un proyecto mal parido destinado al fracaso. Frente a ese inevitable panorama, creo que sería muy justo que dentro de poco tiempo Marvel entre en razón y le devuelva a “Los 4 Fantásticos” toda esa grandeza que que se merecen por haber escrito con letras mayúsculas la historia dorada de la compañía. Y la verdad es que, como un lector acérrimo de las aventuras de estos personajes, lo único que me resta decir de esta nueva película es lo siguiente: Reed Richards, Sue Richards, Johnny Storm, Ben Grimm y Victor Von Doom no necesitaban ser desenterrados para tener que atravesar un segundo velorio.
"Envase chico, contenido para grandes" El cine siempre se nutrió de las grandes historias protagonizadas por simpáticos y valientes pequeños. La última película de Alejandro Monteverde revive aquella vieja tradición y, pese a no regalarnos algo completamente original, cumple con creces su principal objetivo: Ofrecer una aventura entretenida y emotiva para disfrutar en familia. La clave para entender y comprender todo lo bueno que presenta “Little Boy” se encuentra escondida precisamente en la última frase del primer párrafo, ya que cuando hablamos de “Entretenimiento para disfrutar con toda la familia” no hablamos precisamente de un producto exclusivo para niños, sino todo lo contrario. “El gran pequeño” es una propuesta que, al menos desde la perspectiva de quien les escribe, debería ser vista solo en compañía de un adulto (y también de varias carilinas). Ese detalle y el hecho de que la historia se desarrolle en plena segunda guerra mundial (volviendo por momentos demasiada tensa y dramática la acción, sin importar la edad del espectador) son los únicos defectos que le encuentro a una producción que lejos de ocultar un doble sentido termina pagando muy caro el simple hecho de querer homenajear una forma de contar historias que el cine pareció desechar hace ya un tiempo. Monteverde y el guionista Pepe Portillo se las ingeniaron para introducir en la trama una serie de elementos que nunca faltaron y siempre funcionaron en las viejas y divertidas películas familiares que solíamos ver de pequeños. Anoten y recuerden con nostalgia: Los idílicos pueblitos que parecen salidos de una propaganda navideña, un sinfín de personajes secundarios divertidos e interesantes, un pequeño protagonista que con tan solo dos sonrisas logra generar una empatía con el espectador, una pandilla de abusivos que le hacen la vida imposible, una relación de amistad impensada y un golpe bajo tan imprevisible como necesario para hacernos lagrimear al menos por unos segundos a través de emociones genuinas. Todo eso lo podías ver en “Mi perro Skip” (aquella joyita protagonizada por un pequeño Frankie Muniz), “Liberen a Willy“, “Pequeños traviesos“, “Mi primer beso” y otras tantas producciones de este estilo que hasta hace unos años eran muy fáciles de encontrar en algún canal de aire un fin de semana. Claramente los responsables de “Little Boy” apuntaron a recuperar ese espíritu cinematográfico que atrapa en medidas iguales a grandes y chicos. Jakob Salvati es por lejos el único actor que se roba la película de principio a fin. Después tenemos algunos momentos de Michael Rapaport, Tom Wilkinson y Cary-Hiroyuki Tagawa, quienes logran acompañar al joven protagonista de forma correcta con su trabajo. No podemos decir lo mismo de la talentosa Emily Watson y el comediante Kevin James, quienes aportan muy poco al espíritu emotivo y divertido que propone la película. Si te divertían esas películas que mencioné previamente en esta crítica, sin lugar a dudas esta propuesta te va a dejar un muy buen sabor de boca, pese a que en algún momento te haga derramar un par de lagrimas. Por ese motivo repito algo que me parece importante: “Little Boy” no tiene reparos a la hora de ir al frente y golpear fuerte y preciso en ese punto donde indudablemente todos flaqueamos. Y cuando llegue ese momento, quizás los más pequeños atraviesen un momento algo incomodo. De todas formas, creo que es importante destacar que en estos tiempos en donde las películas se esmeran por ser más ambiciosas y rebuscadas tanto en realización como guión, “El gran pequeño” demuestra que todavía somos de carne y hueso cuando nos emocionamos con ideales universales como la familia y la amistad. Sin necesidad de efectos digitales y grandes presupuestos.
Con una premisa simple, este slasher paranormal que viene acumulando elogios de la crítica tras su paso por varios festivales internacionales, desembarcó en la 29° edición del festival de cine de Mar del Plata para confirmar su reputación de “joyita del 2014” frente al público local. La trama de “It Follows”, que por momentos resulta más entretenida que terrorífica, nos propone acompañar a un grupo de adolescentes que en pleno auge de su sexualidad se ven amenazados por una presencia desconocida que los acecha, precisamente, luego de haber tenido relaciones sexuales. Lo “complejo” del asunto es que estos “fantasmas” que harán las delicias de la audiencia solo pueden ser visualizados por sus futuras víctimas, razón por la cual estos no pueden contar con la ayuda practica de sus amigos ni seres más cercanos. Esta especie de “juego de la mancha” con fantasmas, sexo y muchas escenas que combinan de forma perfecta el terror y el suspenso, es una propuesta más que placentera para los amantes del slasher, subgénero que supo encontrar su último exponente en la saga “Scream” de Wes Craven. Desde aquel entonces y hasta la fecha fueron muy pocas las películas que se animaron a trabajar nuevamente con ese alegre espíritu de “adolescentes en peligro”, debido a que el género del terror se expandió hacia otros terrenos más gráficos y sangrientos. “It Follows” es un slasher en toda regla, basicamente porque logra con éxito recuperar aquella formula y se convierte así en un entretenido juego del gato y el ratón que atrapa al espectador desde el minuto cero y lo atornilla en la butaca hasta el último fotograma. Lo llamativo y original en esta ocasión es que la película logra ese objetivo sin elaborar un misterio sobre quiénes son estos aterradores fantasmas que persiguen a sus víctimas y todo su éxito reposa en esas logradas persecuciones a plena luz del día y en lugares para nada terroríficos, como ser el apacible barrio donde viven nuestros protagonistas. Aquí no hay grandes enredos entre los personajes (nada de venganza entre sí, ni tampoco un pasado oscuro que amerite cometer una locura), ni giros imposibles de entender solo justificados por la necesidad de generar impacto en la audiencia. “It Follows” apuesta por lo seguro y va en búsqueda de recuperar todo lo que un slasher debe ofrecer en dosis justas. Esto es: sustos, sexo, algunas risas y adolescentes incapaces de escapar del peligro. Un elenco repleto de jóvenes desconocidos, liderados por la bella Maika Monroe (también actuó en “The Guest”, otra de las joyas de este 2014), se pone al hombro todo el peso de este segundo trabajo de Mitchell tras las cámaras en lo que representa un debut más que prometedor de este realizador dentro del siempre complicado género del terror. Por eso aquí tenemos otro nombre para anotar en nuestra lista de trabajadores a los que, al igual que los adolescentes del film, hay que seguirlos bien de cerca. Desde el punto de vista técnico, los otros puntos altos de “It Follows” son su adictiva banda sonora compuesta por el artista “Disasterpeace” (pueden darse una idea de cómo suena aquí) y la fotografía Mike Gioulakis que hace más que armonioso el infierno que viven los personajes de la película. “It Follows” es entretenimiento garantizado que desprende aroma a vieja escuela, pero no deja de ser fresco y original. Una de esas películas que, con mucho viento a favor, son capaces de volver a generar entusiasmo por un subgénero que desde hace un tiempo se olvidó de correr.
"Paraíso perdido" Un impresionante festival de acción y adrenalina es el plato principal en la fiesta de bienvenida con la que el séptimo arte celebra el regreso del realizador George Miller, uno de los hijos pródigos del cine de acción. Después de 12 años de arduo trabajo, y a más de 30 años de haber filmado su última incursión en esta saga, el director australiano consigue con la cuarta entrega de “Mad Max” no solo revitalizar el cine de acción sino también mover sus cimientos con la intención de recuperar una identidad perdida. Esa identidad que lejos de ser sencilla y efectista, siempre fue valiente y arriesgada. Por ese motivo, “Furia en el camino” se propone ser un espectáculo demencial, de proporciones inigualables e imposible de comparar. ¿Lo logra? Absolutamente, ofreciendo así una propuesta de ritmo frenético que no solo maravillará a los fanáticos del género sino también a los que estén dispuestos a ensuciarse las manos con la intención de volver a encontrarse cara a cara con un paraíso perdido. ¿El cine arte, los trabajos de autor y la meca hollywoodense juntos de la mano? Sí, ¿Por qué no? ¿Acaso ya no podemos soñar en grande? Miller no pierde tiempos con preámbulos innecesarios, ni prólogos extendidos, y ni bien terminan los créditos de presentación de “Fury Road” nos sumerge de lleno en una nueva aventura de locura y rebelión dentro del futuro apocalíptico al que pertenece Max Rockatansky (Tom Hardy). Dentro de ese ámbito, nuestro personaje y su caballo de guerra (el mítico XB Falcon Coupe V8), se cruzaran en el camino de Furiosa (Charlize Theron), una revolucionaria líder guerrera que está dispuesta a llegar hasta las últimas consecuencias con tal de no seguir nunca más las autoritarias y violentas ordenes de Inmortal Joe (Hugh Keays-Byrne). Apoyándose por completo en los trabajos de Theron y Hardy (siendo la primera la verdadera dueña de la pantalla), Miller construye una persecución de más de dos horas de duración dónde la velocidad, el rugido de los motores de maquinas descabelladas y las explosiones de todos los colores no son lo suficiente enceguecedoras ya que dejan disfrutar de un magnifico diseño de producción, una apabullante fotografía y una épica banda sonora. Eso, sin lugar a dudas, es un ejemplo de la sabiduría solo digna de los mejores trabajadores del cine. Sin embargo ese aspecto, que como ya dijimos será festejado por todos los espectadores más allá de sus gustos e intenciones a la hora de ver “Fury Road”, no es la única firma que Miller le impregna a su más reciente trabajo: Un marcado e interesante mensaje sobre la igualdad de género, una mirada esperanzadora acerca la salud de nuestro medio ambiente y una ácida y sarcástica construcción sobre los lideres y sus gobernados son aportes fundamentales a la historia y resultan igual de atrapantes que las innumerables y coreografiadas escenas de acción que ofrece la película a lo largo de todo su metraje. Olvídense por un instante de la colorida y falsa realidad cinematográfica que inunda las salas desde hace un tiempo y anímense a atravesar un verdadero infierno cargado de peligros y emociones genuinas en búsqueda de un tesoro perdido, casi al borde del olvido: El buen cine de acción. “Mad Max: Furia en el camino” es el viaje soñado y la pantalla grande de tu cine más cercano es la ruta perfecta.
En su segundo largometraje como realizador (el primero fue la comedia negra titulada “Murder Party“) Jeremy Saulnier se animó a tomarse las cosas un poco más en serio y optó por construir un angustiante drama con acertados pincelazos de suspenso y logradas escenas de acción. “Blue Ruin” presenta una premisa bastante simple: Dwight es un linyera que pasa sus días revolviendo tachos de basura en búsqueda de comida, leyendo libros dentro de su destartalado auto azul y entrando (de vez en cuando) a casas ajenas en búsqueda de una buena ducha y algo de ropa. Sin embargo esa triste rutina, con la cual nuestro personaje consigue generar empatía con el espectador, se ve interrumpida cuando un policía lo detiene solo para comunicarle personalmente que el asesino de sus padres ha sido liberado luego de cumplir su condena en la cárcel. A partir de ahí empieza a desmantelarse la verdadera cara de esta historia que, sin demasiada originalidad (cualquier semejanza con “El vengador anónimo”, o la reciente “Sentencia de muerte” no es pura coincidencia), logra mantener despierto el interés gracias a una serie de aciertos argumentales, técnicos y actorales. Macon Blair con su actuación consigue por momentos emocionarnos, ya que supera con creces el cliché del personaje impulsado solamente por el deseo de venganza y convierte a Dwight en un verdadero zombie (apenas se molesta en hablar), un ser sin alma cuya vida parece no tener otro sentido que aquel que él mismo se impuso pese a que sus ojos parecen estar arrepentidos de semejante decisión. De hecho, Dwight está lejos de ser el justiciero perfecto: apenas tiene resto físico para superar los obstáculos que se le cruzan en el camino y ni siquiera sabe manejar armas (atención con la leve crítica incluida hacia el uso de las mismas) que garanticen su propia seguridad y la del resto de personas que involucrará en este “circulo mortal”. Quizás ese camino elegido por Saulnier (también firma el guión) a la hora de construir al personaje principal sea el gran gancho que nos mantiene en vilo hasta el final, aun sabiendo que el panorama que se nos avecina no traerá demasiadas sorpresas ya que estamos, desde el minuto cero, completamente inmersos en un drama violento con personajes salvajes dispuestos a todo con tal de hacer valer su verdad. Como si no fuera suficiente, Saulnier también es el responsable de la correctísima fotografía de “Blue Ruin” que, jugando en parte con su titulo, se sostiene gracias a una paleta con variedad de colores oscuros en los cuales el film descansa (de gran forma) muchísimas veces debido a su falta de diálogos. La música de los hermanos Blair (colaboradores habituales del director) también aporta lo suyo a la hora de construir un relato que arranca y cierra de forma contundente, pero ocupa la mayor parte de su tiempo en construir una historia donde la violencia es la gran protagonista. Un drama que se esmera por dejar un sabor crudo y amargo, pero no por ese motivo se hace menos disfrutable dentro de una sala de cine.