Una fiesta en altamar
Luego de una agresiva campaña promocional llegó Battleship: Batalla Naval, la película inspirada en el clásico juego homónimo que consta en hundir los barcos o lo que sea que haya en la cuadricula de tu contrincante.
Alex Hopper es un teniente de la marina que tiene algunos problemas de actitud y que desea casarse con la hija del Almirante Shane, el cual no lo quiere ni un poquito. En plenos ejercicios de práctica ubicados en el medio del Pacífico, esta flota integrada por algunos buques descubre a unos poco amigables extraterrestres que dentro de un campo de fuerza (que restringe la posibilidad de solicitar refuerzos de ninguna especie y calibre) desatan una batalla sin cuartel que será terminada cuando solo un barco quede a flote.
Peter Berg (en lo que sin dudas representa su mejor película) vuelve al ruedo luego de la mediocre Hancock para ponerse al frente de una película que a priori era una pavada gigante y que luego de su visionado es... Una pavada gigante, pero tan entretenida, tan celebratoria y autoconsciente de su pavadez que termina siendo una GRAN sorpresa. ¿Cómo puedo explicar esto? A ver, Battleship: Batalla Naval presenta todos los estereotipos y clises de las películas pertenecientes a ese género denominado "los yankees siempre salvan al mundo contra los extraterrestres porque son los más patrióticos, los más aplicados y los más grosos". Desde el soldado con problemas de actitud que busca la redención, el heroico soldado retirado que indaga pero no encuentra nuevamente una razón para seguir adelante, la rubia debilidad (en este caso tiene dos buenas debilidades en un solo cuerpo) que espera a la vuelta, toda la solemnidad del mundo, los nerds que tienen miedo pero que finalmente se arman de agallas para participar en la salvación del planeta y un gigantesco etcétera son algunos de los puntos en común que presenta este film con otros dentro de ese rubro. Pero hay grandes matices en Battleship: Batalla Naval que la hacen un ejercicio totalmente adrede y exagerado (su parentesco en esa autocelebración con 2012, de Roland Emmerich, es notable) en esos clises, que termina siendo un producto que da la vuelta para llenar de acaramelados, grasientos y ricos pochoclos nuestra cinéfila panza.
Un claro ejemplo de la amplificación de las obviedades que posee esta película es la ridícula pelea del soldado lisiado contra uno de los tantos aliens que invaden Hawai, donde hay una estupenda explotación por medio de varios planos de las pìernas ortopédicas del personaje de Gregory D. Gadson que de alguna manera comparan/enaltecen la armadura del extraterrestre contra la "metálica indumentaria" que posee el teniente retirado Mick Canales en sus piernas. Existe por último una muestra más (siendo sin dudas la más ejemplificadora de la idea que quiero transmitir) promediando las tres cuartas partes de la cinta que no quiero contar para no arruinar la sorpresa, pero les anticipo que si desean subirse a bordo, el film se convierte en una fiesta donde Ac Dc y su Thunderstruck aporta todo su infernal y potente sonido. Es como si en ese momento Battleship: Batalla Naval estacionara en un puerto y el capitán comentara a todos el nuevo y festivo destino; si ahí decidís subirte vas a pasar una gran celebración totalmente autoconsciente frente a la pantalla de cine, pero si te bajas y te quedas en el aburrido puerto vas a presenciar uno de los productos más embolantes y solemnes de tu vida.
Incluso en las pocas secuencias que el juego creado a comienzos de los años '30 irrumpe de la mano de los guionistas que tuvieron un momento de lucidez y desarrollaron una idea para introducir los elementos clásicos del juego en la trama demuestran que en serio se tomaron esta supuesta adaptación. Tal es el punto, que la adaptación del Batalla Naval (donde supuestamente dos flotas de barcos se enfrentan) es una humorada tremenda que queda demostrado en que los "buques" extraterrestres no navegan en el océano, sino que chapotean en el agua.
Para otra crítica o texto (no quiero extenderme más) quedarán sus parentescos con la saga Transformers (el parecido de las naves y los efectos de sonido son llamativamente similares), sus buenas actuaciones con el poco interesante debut de la cantante Rihanna, su banda sonora a puro y potente rockandrollnenenenene y sus grandilocuentes efectos especiales CGI, pero no quería despedirme sin aceptar a Battleship: Batalla Naval como una de las gratas y grandes sorpresas de este año.