Una película que hace agua
Un guardavidas de la vieja escuela une fuerzas con un joven guapo y poco obediente para defender la playa de una organización criminal. En medio, chicas voluptuosas corren por la arena enfundadas en mayas rojas enterizas que realzan las curvas. Anacrónico.
Hay pocas cosas que se puedan rescatar de esta comedia de acción que tiene poco humor para ser una comedia y pocos tiros y trompadas para ser una de acción.
Si en los noventa el único atractivo que tenía la serie era ver a Pamela Anderson y el resto de las chicas trotando en "slow-motion", esta innecesaria adaptación al cine, parece una mala parodia, un producto fuera de época. La mujer objeto, el actor masculino que se las sabe todas y el gordito que oficia de cómico en medio de cuerpos esculturales es una idea argumental antigua y de mal gusto, de la que esta cinta hace gala de principio a fin.
Dwayne Johnson apela a todo su carisma, y Zac Efron es voluntarioso, pero el guión y la puesta poco los ayuda. Tan poco ocurrente como la disparatada versión de CHIPs, ni siquiera los cameos de David Hasselhoff y la Anderson resultan suficiente incentivo para soportar las casi dos horas de eterno metraje. A esta película, no hay salvavidas que logre sacarla a flote.