Tiempos nostálgicos.
Durante los años 90, Baywatch estaba en boca de todo el mundo. Ya sea por la presencia de David Hasselhoff o por las curvas de Pamela Anderson (y de otras intérpretes) que hacían a los ratones de la audiencia masculina pisar el acelerador a fondo.
Entre cámaras lentas, canción de apertura memorable, tramas pseudo-policiales y un largo etcétera, llegó a tener una audiencia de un billón de espectadores a la semana.
Naturalmente, como todo producto que alcanzó una alta popularidad en su momento, no se iba a quedar afuera del reciente aluvión de películas que aprovechan al mango la nostalgia por otros tiempos.
Las olas y el viento:
Matt Brody (Zac Efron), un nadador olímpico caído en desgracia, llega a la playa de Emerald Bay para desempeñarse como salvavidas, ya que eso es lo que le exige su servicio comunitario.
No obstante, Mitch Buchannon (Dwayne Johnson), jefe del servicio, lo va a obligar a hacer un esfuerzo para ganarse el puesto. Paralelamente, ambos tendrán que hacerle frente a una narcotraficante que está haciendo de las suyas.
El guion de Baywatch tiene la autoconciencia a flor de piel. Los realizadores saben (y nos muestran desde el principio) que están tomando en clave de comedia lo que, al menos por definición, era un drama televisivo. Si bien existe alguna que otra situación medio forzada, por lo menos la película hace el intento de contar una historia con un conflicto sostenido y desarrollar un arco de personaje, siendo el de Zac Efron el que más cambios sufre; cambios que motivan una gran parte de los chistes de la película (los que funcionan, claro).
Humor autoconsciente:
Cuando hablo de “autoconciencia” me refiero a que la película se anima (un poco en joda, un poco en serio) a hacer cuestionamientos que en la serie original no se hacían, ocupando los primeros lugares el hecho de que todo ocurra en cámara lenta, y por qué unos guardavidas se meten en labores que son oficialmente asunto de la policía. La otra parte de los chistes de la película (los pocos que no funcionan) surgen de esto.
Al margen de todo, el guion tiene dos inconvenientes. El primero se relaciona con el ritmo. Uno no puede evitar sentir que le sobran 20 o 30 minutos a la historia. Lo segundo es que cuando la comedia intenta entremezclarse con el policial, no rinde resultados tan efectivos en comparación a cuando se desempeña sola.
En materia actoral, Zac Efron parece que encontró su metier en hacer roles que se burlan de su aspecto de niño bonito. Aunque hay escenas en donde lo caricaturiza demasiado y otras en donde no le sale natural una tontera que no siente, consigue, dentro de todo, una interpretación creíble, más allá de lo que su físico aporte a las espectadoras femeninas.
¿Qué decir de Dwayne Johnson? El caballero viene dando sobradas pruebas de que, valga la frase hecha, se mueve como pez en el agua en el terreno de la comedia. Ésta no es la excepción. La manera en la que aborda los cruces de su personaje con el de Zac Efron son la carne de la película a nivel interpretativo, a tal punto que uno duda si los sendos apodos que le aplica a este último nacieron del guión o fueron improvisados por Johnson.
En materia de cameos, el de David Hasselhoff es funcional y hasta tiene su gracia dentro de la historia, no así el de Pamela Anderson.
En cuanto a lo técnico, la fotografía y el montaje son prolijos. No obstante, hay algunas escenas cuyo trabajo de efectos visuales parece sacado más de una película como Sharknado que de una con gran presupuesto y avalada por un gran estudio como lo fue Baywatch.
Conclusión :
A pesar de pecar en su extensión, Baywatch es cumplidora como comedia, mayoritariamente por la química entre sus intérpretes. Los fanáticos acérrimos de la serie le van a encontrar muy poco parecido, y hasta la van a sentir como un guion de comedia X que modificaron para encajar en el universo del show protagonizado por Hasselhoff. El hecho concreto, al menos para mí, es que aprueba con lo necesario.