¿Idea o fin?
La comedia italiana se caracteriza por saber captar los tópicos de moda en la sociedad actual. De ese modo las últimas estrenadas en Buenos Aires, ¡No renuncio! (Quo Vado?, 2016) y La hora del cambio (L’ora legale, 2017) hablaban del particular momento que viven los empleados públicos por un lado, y los aires de renovación política por el otro. Beata Ignoranza (2017) toma la discusión en torno a la utilidad de las redes sociales como tema.
Un profesor tradicionalista (Marco Giallini) tiene un fuerte discurso anti tecnología tanto en el aula como en su vida privada. Un buen día aparece en el colegio donde da clases su contracara: un profesor que hace uso y abuso de las redes sociales en el aula (Alessandro Gassman, hijo de Vittorio Gassman), tanto para las actividades curriculares como para fomentar las relaciones sociales. La película no se conforma con el choque de discursos antagónicos sino que además, ambos profesores arrastran rencores de antaño: la disputa por una mujer que les dejó una hija (Teresa Romagnoli), criada por uno pero hija biológica del otro. La chica los obliga a poner en funcionamiento sus extremistas teorías en el otro, lo que ocasiona infinidad de gags.
La película de Massimiliano Bruno utiliza un humor histriónico acorde a las otras propuestas cinematográficas mencionadas, funcional en los buenos gags pero que deja en evidencia aquellos chistes que no causan gracia. Un humor de raíz televisivo que no siempre encuentra su mejor versión en la pantalla grande.
Sin embargo, la idea es interesante y pone sobre la mesa el debate de las nuevas tecnologías mediante el uso de extremos. Estereotipos eficaces (es la misma dupla protagónica de Si Dios quiere) para poner en evidencia el contraste de criterios. La resistencia docente al uso de las nuevas tecnologías como herramienta didáctica y, por el otro lado, la dependencia que generan e incluso banalizan la vida diaria y la educación.
Beata Ignoranza es una simpática comedia familiar que trae buenas ideas. Tal vez la pregunta es si el film se conforma con tener un buen planteo o pretendía llegar hacia algún destino con su relato. Todo parece indicar lo primero.