Comencemos por el titulo, el mismo, a partir de su relato, historia y desarrollo, queda muy lejos de su significado religioso para instalarse en una especie de “Feliz Ignorancia”.
Hay dos tramas en el filme, la principal parece ser la de dos profesores de un instituto, otrora amigos, ahora enemigos, luego sabremos por la subtrama las razones. Se plantean la utilidad real de la tecnología, incluida las redes sociales, waats ap, sms, celulares que también funcionen como teléfonos. Por un lado el planteo pasa por si de verdad, ayuda a la comunicación entre las personas o no son más que una forma de deferir en trivialidades.
Uno y otro tienen veredictos disímiles: Fillipo (Alessandro Gassman) está totalmente constituido en la innovación, mientras que el Ernesto (Marco Gallini) se presenta como un troglodita, antiguo y fanático de su propia idea que todo tiempo pasado fue mejor.
Algo los separa, pero algo los unirá. Ernesto hace años que no ve a quien crío como su hija, cuando se enteró que en realidad era hija de Fillipo, que nunca supo que era su padre.
Luego del fallecimiento de la madre, ella pone en duda la veracidad de los hechos dichos por su madre en una discusión.
Entre gags que no llegan a ser risibles, especulaciones pseudo filosóficas más banales que interesantes, más superficiales que profundas, que sólo logran establecer un discurso misógino para las mujeres, y tratar de idiotas, como mínimo a los hombres.
No es mala la idea de establecer a la tecnología como variable en un filme del género que intenta adscribirse, tampoco es original en ese aspecto
La película intenta ser una comedia, por momentos dramática, nunca perspicaz, con un guión paupérrimo, bastante previsible.
Establecido por un cambio de roles como competencia para que cada uno demuestre su postura, situaciones ridículas plagan la extensión del metraje, previsibles, ergo aburre.
De eso se trata todo. Una pregunta se me cruza, Marco Gallini, un buen actor, ¿habrá sido cheff en otra vida? Pues en la mayor parte de los filmes en que participa, en algún momento, se lo ve cocinando.