Beata ignoranza es otra comedia italiana obsesionada con la tecnología.
Todo comienza con un video viralizado, filmado con celulares, que ha recibido 925.000 visitas. En él dos profesores (uno amante de la tecnología y de las redes sociales y otro más apegado al tradicionalismo de la pedagogía clásica y amante de recitar poesía en la clase), se pelean ferozmente en el aula.
Sucede que el asunto no es sólo cuestión de celular si o celular no. Arrastran una vieja rivalidad. Situación que la hija de ambos (uno es el padre biológico, el otro el que la crió) aprovecha para realizar un experimento que tendrá la forma de un documental sobre estas diferencias tecnológicas.
Y como ambos hombres son amigos, a la vez que rivales, desde la infancia, el hecho dará pie a que se peleen como perro y gato, sin llegar a mayores. Porque el propósito de esta comedia es entretener a toda la familia.
El director italiano Massimiliano Bruno echa mano de varios estereotipos y acciones secundarias, buenas dosis de histrionismo y ruptura de la cuarta pared en algunos momentos en que los personajes miran a cámara para involucrar al espectador.
Pareciera que estas situaciones relacionadas con la tecnología están causando un impacto en el cine italiano que las viene abordando y que pudimos ver, recientemente, por ejemplo, en la muy exitosa Perfectos desconocidos. Aquí el asunto es de un trazo más grueso, más ampuloso, jugado por la pareja protagonista de Si Dios quiere: Marco Giallini y Alessandro Gassman.
Lo que los guionistas Massimiliano Bruno, Gianni Corsi, Herbert Simone Paragnani nos vienen a decir es que lo que corrompe nuestras vidas es la irrupción de lo nuevo, lo que nos saca tiempo para hacer cosas mas útiles que estar mirando las pequeñas pantallas y que el ignorar esto es lo que nos haría más felices, más dichosos. Un debate de una época en crisis que Beata ignoranza asume como problemática a ser discutida.