Beau Is Afraid, la tercera película de Ari Aster, es el vivo ejemplo de que no todas las ideas son buenas. La película protagonizada por Joaquin Phoenix es rara, trágica, ridícula e interminable. Muchos conceptos sin conclusiones. Un delirio que no necesariamente es malo. Sin embargo, es muy difícil sentirse identificado con alguien que diseña una historia específicamente para que la odies. Algunos la entenderán como el arte de incomodar y eso lo puedo entender. Pero me deja sabor a poco. A fin de cuentas, será el tiempo el que determine si este film finalmente se trata de una obra maestra, o la venta de humo que parece ser.
Beau (Joaquin Phoenix) es un hombre neurótico de mediana edad que vive aterrado. La ansiedad y abstinencia controlan su vida a tal punto de no poder tomar básicas y grandes decisiones. Para la película es un completo perdedor sin suerte. Pero, aun que el personaje no se atreve a decirlo en voz alta, puede excusarse manifestando que el origen de su errático comportamiento es producto a una maldición relacionada con la muerte de su padre, y la crianza de su madre.
Para Beau Is Afraid, Ari Aster pone todos sus miedos y creencias en el asador. Un mundo ficticio lleno de los peores males de la sociedad. Prejuicios e inseguridades que lo hacen inhabitable. Al inicio de la película somos espectadores del nacimiento de Beau, un bebe que parece saber lo que le deparaba desde el inicio. El niño que no quería nacer. Luego, en el presente, vemos como asiste a terapia. Su terapeuta le prescribe una nueva droga que debe tomar si o si con agua. Advertencia, que le termina generando un terror más existencial con el que debe vivir.
Luego de su sesión, intenta llegar a su departamento que está en un barrio repleto de personajes rebeldes y violentos. Allí Beau vive una serie de eventos desafortunados que le hacen imposible visitar a su madre como era planeado. Ocasionando en ella una decepción más con la que nuestro protagonista debe convivir. Un día después, recibe un misterioso llamado que le informa la caricaturesca muerte (o no) de ella. La noticia le produce un quiebre en todos los sentidos. Esto viene a ser el primer, y largo, acto que termina con nuestro miserable protagonista siendo arrollado y apuñalado.
Para el segundo acto, Beau presenciará dos posibles escenarios de su vida. El primer es uno más cercano, pero peor, al actual. Luego de ser atropellado, despierta semi-secuestrado con un brazalete en un tobillo en el cuarto de la niña de los responsables del accidente. Una extraña pareja (Nathan Lane y Amy Ryan) que viven su vida llorando a un hijo que perdieron en la guerra. También pasan sus horas manteniendo fuera de peligro a una pequeña hija que odian y a un exmilitar con serios problemas mentales. Al más puro estilo de Funny Games de Michael Haneke, parece que, con todo este pasaje, que termina con el suicidio de la hija, Aster quiere hablar sobre la oscuridad en la sociedad estadounidense. Oscuridad que no solo está en los pobres barrios, sino también en los perfectos hogares americanos.
El segundo escenario que se le presenta a Beau es más optimista, aunque no es perfecto. Luego de escapar, el personaje de Joaquin Phoenix recorre perdido un bosque. Allí consigue a una extraña compañía teatral que lo invita a presenciar una obra de teatro. Beau se ve sumergido en una realidad ficticia digna de un viaje de LSD. Paisajes coloridos y animados creados por los cineastas chilenos Cristóbal León y Joaquín Cosiña.
Beau será testigo de lo que podía haber sido su destino de no ser por la relación con su madre. Una vida tranquila y pacífica en la que viviría del campo y tendría tres hijos. Un mundo que no es posible por su realidad. Pero, no todo sería buenas noticias. Una gran inundación lo separaría de su familia. Luego de muchos años deambulando por el mundo los termina consiguiendo, pero bastan tres palabras para que el personaje caiga en cuenta de que todo es una gran mentira. Un producto de su cabeza. La realidad de nuestro pobre personaje se vuelve a presentar.
El tercer acto, debe ser uno de los actos más crueles que recuerde en una sala de cine. Beau termina llegando al funeral para darse cuenta de que ya había pasado. Estando ahí se encuentra a Elaine (Parker Posey), la chica que conocimos en un sueño anterior. Sin mucho preámbulo, tiene un encuentro íntimo con ella mientras suena el hit de 1995 de Mariah Carey Always Be My Baby. Es la primera vez que tiene sexo, debido a la maldición del padre (si es que hay tal maldición). Lo cierto es que a Beau su madre le dijo que no puede eyacular. De hacerlo, literalmente morirá, porque así le paso a su padre. Sin embargo, está vez si mucho que perder el decide hacerlo. Y, sorpresa, no muere él, sino Elaine.
Antes de que podamos reflexionar lo que acaba de pasar, vemos como su madre aparece en la habitación. Regresó entre los muertos para recriminarle varias cosas a su hijo. Entre ellas, llegar tarde al funeral y tener sexo en su cama con ella fallecida. Él le exige la verdad, y ella le muestra la verdad. Beau sube al ático. Un lugar frecuente en sus sueños y que será el climax de la película. Descubre que su padre vive, y es nada más y nada menos que un pene gigante viviente que puede hablar.
Acto seguido, Beau enfrenta a su madre e intenta asesinarla, pero rápidamente se arrepiente. Escapa de su casa en un bote y terminar atrapado en lo que parece ser un estadio. Allí, ante la mirada de miles se le hace un juicio por ser un malagradecido con su madre. Sin mucha defensa posible es condenado a muerte. El bote se da vuelta y muere ahogado. De fondo, mientras aparece gigante el cartel de «ESCRITA Y DIRIGIDA POR ARI ASTER», vemos como la multitud se va en silencio del estadio. Igual que en la sala de cine donde probablemente veas la película.
¿Y ENTONCES?
Si sigues leyendo esta crítica, quizás te preguntes por qué decidí escribir detalladamente lo que pasa en la película. Y es que más allá de la sensación inicial que tuve cuando aparecieron los créditos, es importante entender que para saber lo que uno realmente piensa sobre una historia, hay que primero pensar precisamente en la historia. Para mí, la manera más fácil de hacer esto es escribiendo sobre lo que pasa en la película. En este ejercicio de análisis uno siempre consigue variantes que modifican tu pensamiento. Para mal o para bien. Así, y todo, no puedo dejar de llegar a la misma conclusión. Beau Is Afraid es una constante fallida.
Debo ser de los principales defensores de los ideales del cine de autor. Cuando hay cineastas que dicen que hacen las películas para ellos y solo ellos, me parece algo magnifico. Pero cuando Kubrirck dijo “Si puede ser escrito o pensado, puede ser filmado”, dudo que mucho se haya referido a algo como Beau Is Afraid de Ari Aster.
Estoy seguro de que la película de Ari Aster está repleta de referencias y conceptos, pero si no se entiende ni uno solo, no sirve de nada. Y no es una cuestión de que yo, como persona individual, no entendí nada y por ende no me gustó la película. Tampoco es un tema de interpretaciones, no es que Aster quería hace la Mulholland Drive de nuestra generación. Todo lo que vemos en pantalla está colocado de manera adrede, con la intención de, quizas, provocar algo. Si el cine se tratara solo de eso, todos seriamos cineasta.
Muchos saldran a defender esta película. Dirán que es incomprendida para nuestros cerebros y que el tiempo la pondrá en su lugar. Puede ser, no sería el primer caso. La verdad no me interesa esa discusión. Otros aprovecharán esto para sacar a relucir su odio al cine de A24 publicando tweets de como Tom Cruise sí salvo el cine. Eso tampoco me interesa. Acá la verdadera víctima de todo esto fue mi vejiga que sufrió durante 2 horas y 59 minutos sin razón alguna.
CONCLUSIONES
Beau Is Afraid de Ari Aster es el sueño de cualquier estudiante de cine que recién empieza. Tener muchos millones y total libertad para mostrar que es una persona diferente. Que ve lo que tú no puedes ver. Yo no dudo de las intenciones de Aster. Creemos que la película quiere hablar de su condición de judío; de sus miedos y deseos; del complejo de Edipo y los mommy issues, y de miles de cosas más. Tampoco lo voy a crucificar diciendo que odia al cine como hicieron con Chazalle. Incluso, lo mejor que puedo hacer, es actuar como si esto no hubiera pasado. Esta todo bien Ari, no pasa nada. Es más, cerremos con una buena. El trabajo de Joaquin Phoenix es excelente. De 10 puntos realmente.