Lo primero que me salió decir cuando terminé de ver Beau tiene miedo fue: raaara (así, alargando el adjetivo). Es el tipo de película que en el videoclub Gatopardo de San Telmo (discúlpenme centennials), te alquilaban a tarifa mínima por cinco días. No diría que es mala ni tampoco que es buenísima… por momentos es graciosa, por momentos muy bella, bizarra y definitivamente patética (en el sentido en que despliega la pena y el ridículo del protagonista).
Vamos por partes: un primer acercamiento podríamos hacerlo a través del género. En algunas reseñas se la califica como terror, terror surrealista y hasta comedia con tintes pesadillescos. Para mí la incomodidad que genera tiene que ver en algún punto con esa imposibilidad de clasificarla dentro de un género. Sí podríamos marcar cinco “actos” (como en una obra de teatro) con registros distintos.
Arrancamos con un nacimiento desde el punto de vista del recién nacido (miedo y confusión) y hacemos un corte abrupto a una escena de terapia psicoanalítica. Entendemos que nuestro protagonista Beau (Joaquin Phoenix, que cada día actúa mejor) tiene una madre controladora y demandante y que él se deja. A partir de ahí, como en una novela de Aira, la realidad se va enrareciendo y terminamos con una escena —que no spoilearé porque no tiene sentido— completamente fuera de esa realidad o (también vale) completamente adentro de esa psiquis.
Digamos que, ante la muerte de la madre, Beau tiene que viajar a su funeral y que tres de estos actos de la peli son las peripecias por las que atraviesa hasta llegar. El primer acto nos sumerge en una realidad postapocalíptica —que un señor butacas atrás mío señaló como “parecida a Constitución”—, hay un segundo acto en los suburbios, y luego una obra teatral en una aldea jipi. Los otros dos actos suceden una vez llegado a la casa materna. Siempre estamos viendo desde distintos ángulos el vínculo de hijos y madres/padres.
Dura tres horas que ciertamente no se hacen largas porque hay un estímulo visual e intelectual constante (mucho símbolo, como la foto borrosa del padre ausente) … pero bueno, de ese terror que te produce sensaciones en el cuerpo, no es. Creo que más bien es de esas pelis que se aman o se odian (yo todavía estoy pensando con qué sentimiento me identifico más).