Esta película es a los bebés lo que Mircrocosmos fue a los insectos.
Sé que suena raro el concepto pero ese fue el enfoque que le dio a este excelente documental el director Thomas Balmès.
El film presenta un fantástico retrato del mundo de los bebés que nos inspira a conectarnos con las cosas simples de la vida, que cuando recién llegamos al mundo solían ser mágicas.
Me refiero a cosas sencilla como poder caminar, oler, ver, los pequeños milagros que por lo general se dan por descontados.
La película narra la historia de cuatro bebés de distintas partes del mundo desde el día que nacen hasta que cumplen el primer año de vida.
Son dos nenas de Estados Unidos y Tokio y dos varones de Namibia y Mongolia.
La cámara de Bàlmes no fuerza situaciones sino que se dedica a contemplar la adaptación de los niños en el mundo durante sus primeros meses. No hay narraciones explicativas ni siquiera se traducen las conversaciones que tienen los adultos ya que el foco principal del documental son los chicos.
Uno de los aspectos más interesantes del film es el retrato de las culturas tan diferentes que presenta esta propuesta.
En la actualidad existe una industria multimillonaria dedicada a los productos para recién nacidos que facturan millones de dólares por año donde no dejan nada librado al azar. Tenés productos de todo tipo.
En ese contexto es loco ver como los bebés de Namibia que se crían en una tribu indígena que no tienen accesos a todas esas cosas, se crían félices y sanos en la naturaleza, donde crecen literalmente a través del contacto con la tierra que se convierte en su segunda madre.
No tienen sonajeros ni juegos sofisticados sino que juegan con huesos de animales muertos y no son chicos que tengan problemas de salud. La película lo muestra claramente. Es interesante también que en esta primera etapa de los bebés los padres de Namibia no participan de la crianza de sus hijos, ya que esa tarea está a cargo de las mujeres.
El caso de Estados Unidos es bastante loco también las personas que eligió el director no representan precisamente a la clásica familia norteamericana que se desayunan con huevos fritos a las ocho de la mañana.
Los padres de Hattie son una pareja de hippies de San Francisco con una fuerte conciencia ecológica que no siguen los principios de la clásica familia del Tío Sam.
Algo que es importante destacar si vas a ver este film es que con tu entrada vas a ver en realidad dos películas!
Una es el documental central y otra aparte es la que protagoniza Bayar, el bebé de Mongolia que tranquilamente se podría titular Cuidado, bebé suelto 2.
Bayar es lo más cercano que vi en mi vida a Mogly, el personaje principal de El Libro de la Selva.
Este nene se roba el film con momentos impresionantes. Desde que nace y sus papás lo trasladan a la granja donde viven en moto, hasta que su hermanito lo saca a pasear en cochecito y lo deja a la intemperie rodeado de animales, su vida es una aventura.
Es loco porque de los cuatro niños es el que menos dependencia tiene de sus padres.
Para la película fue fantástico porque el director pudo retratar como Bayar va descubriendo el mundo como si se tratara de una gran aventura, donde vuelve loco a los animales de la granja y anda por las suyas en los paisajes rurales de Mongolia.
La reacción de los animales es mortal también porque vemos prácticamente como lo integran a la vida de la granja y la cámara muestra claramente que ellos no son una amenaza para el bebé.
La escena final es totalmente épica. Si no te emocionás con ese momento estás muerto y no te distes cuenta.
Un estreno totalmente positivo que nos alienta conectarnos con las cosas realmente importantes en la vida.
Bebés es una de mis películas favoritas del 2010 y definitivamente la recomiendo.