El filme no está a la altura de lo mejor del mítico realizador italiano de VINCERE, pero sus planteos en torno a la temática de la “muerte digna” son más que interesantes. La historia se origina en un caso real que sucedió en Italia y en los enfrentamientos religioso/políticos ligados a practicarle la eutanasia a una mujer que lleva 17 años en estado vegetativo. Bellocchio muestra diversas facetas del conflicto: los militantes de uno y otro lado, los políticos de uno y otro lado, saliendo del tema central para enriquecer su discusión. Hay ejes más interesantes que otros: a mí me pareció mucho más logrado el que pone el acento en las actitudes de los políticos italianos que, por ejemplo, la subtrama ligada a la madre fanática religiosa que encarna Isabelle Huppert, pero de cualquier modo la película atraviesa ese esquema coral tan tramposo y complicado de manera más que digna, propia de un realizador que tiene en claro que la amplitud de miradas sirve para complejizar la respuesta y no para subrayarla.