Bellocchio otra vez aborda al ser humano en una cita obligada para el espectador
El cine de Marco Bellocchio tiene ante todo su postura política frente a cada historia que retrata. Pude ser en forma subrepticia como en “La nodriza” (1999) o “El diablo en el cuerpo” (1986). En ambos casos, la historia pasaba por otro lado, pero ambas protagonistas tenían novio o marido presos por subversivos, lo cual era determinante en sus acciones. Otras veces, la mayoría, tomando postura a través del texto cinematográfico con en “Buenos días, noche” (2005), sobre el secuestro de Aldo Moro; “Vincere” (2009) sobre Mussolini; ahora claramente en “Bella Addormentata”, abordando la ley de eutanasia o muerte digna. El compromiso con su ideología es innegable factor que predispone naturalmente a la polémica y por supuesto al debate. Hay algo que colabora notablemente a todo, más allá de lo subjetivo frente a las temáticas: Marco Bellochio filma bien.
El título ya juega una dualidad interesante en la mente. Sabemos de antemano que no entramos a la sala a ver una para chicos. No hay duendes, no hay bosque y no hay príncipe azul que la despierte. La bella durmiente no es un cuento de hadas porque en 2009 Eluana Englaro (el caso real sobre el cual se apoya la historia) estaba postrada en cama hacía 17 años, en estado vegetativo. Su madre pidió desconectarla y el padre quería que fuera aplicando la ley. Berlusconi tomó palabra (intrascendente y neutral en el discurso). Luego todo el caso fue aprovechado por los medios y la clase política para sacar rédito de la sensibilidad de la población que en ese momento, además de fútbol no se hablaba de otra cosa.
Estos eventos sirven a los guionistas y al director para sentar su postura frente a la clase política, los médicos, la influencia de la iglesia, los medios de comunicación masiva y otros frentes. A este marco lo va llenando con historias de mayor o menor envergadura, tomando como centros autárquicos por un lado a una madre, ex diva digamos (brillante Isabelle Huppert), cuya hija también está postrada, por otro lado a un político honesto (excelente Tony Servillo), pero partidario de Berlusconi, que se debate entre su voto por fidelidad partidaria y su ideología marcada a fuego por un hecho del pasado que además es causa de una relación insostenible con su hija. Las otras historias menores no son sub-tramas per sé, más bien actúan como elementos corales aportando una visión periférica y global en donde en definitiva se apoya el film.
Eventualmente, Bellocchio se alejará de lo individual para ofrecer una reflexión profunda sobre la indiferencia (médicos apostando por los días de vida que le quedan al paciente), el execrable aprovechamiento de las circunstancias adversas, la crueldad, y sobre todo la intolerancia. Casi sin darse cuenta el espectador es transportado hacia la mirada de cada personaje teniendo la oportunidad de ver y escuchar varias campanas como para poder ofrecerse a sí mismo una propia.
“Bella Addormentata” no tiene una bajada de línea política (en todo caso la opinión del director sobre Berlusconi está, pero no influye), pero sí establece una línea de pensamiento sobre el tema que trata. Los personajes están bellamente fotografiados por Daniele Cipri. Aún de día todos están encuadrados al costado de sus circunstancias y con un velo de oscuridad que no retrata intenciones, sino estados de ánimo frente a la adversidad al punto de parecer estar pidiendo ayuda
Una realización que aborda al ser humano tomando decisiones, y se transforma en una cita ineludible para ir al cine.