El ser humano, mientras más se conecta con una pantalla, más se desconecta de la realidad, logrando en cierto punto escapar de ella y construir un alter ego para usar de coraza. Sin embargo existe la posibilidad de que, más allá de todo esto, se pueda llegar a los otros, dándoles la fortaleza para que sigan adelante y ayudándolos a superar sus demonios. Sobre esta base se construye el mensaje que quiere dar el anime japonés Belle, uno de los estrenos de la semana.
Suzu es una jovencita tímida e introvertida, cuya infancia marcada por una tragedia afecta su relación con la familia que tiene. Todo cambia cuando repentinamente, a través de U -una red social que permite construir un avatar que revela su “yo” escondido- encuentra una impensada popularidad como una talentosa cantante llamada Belle.
Escrita y dirigida por Mamoru Hosoda -realizador de Mirai, nominada a un Premio Oscar en 2019-, el largometraje toma como base el cuento de La Bella y La Bestia y le agrega un poco de realidad virtual para construir una historia enternecedora, de superación y, por momentos, muy divertida.
Viendo la calidad de las animaciones, es lógico entender la admiración que se tiene por el animé; más que nada, en cómo los colores logran una nítida diferenciación entre el mundo real y el virtual. Es maravilloso ver productos así en pantalla grande.
Aunque Hosoda no tenía planes de convertir Belle en un musical, sí tiene la música como centro, y utiliza la voz cantante de Kaho Nakamura como Suzu/Belle. El casting es muy acertado ya que transmite esa calidez e inseguridades propias del ser adolescente.
Pero lo que más pesa en un film de estas características es el mensaje que hay detrás del argumento; ese balance entre lo bueno y lo malo de las redes sociales y la posibilidad de conectar con otros más allá de la propia duda. Demuestra, más que nada, el cómo, sin saberlo, podemos conectar y cambiarle el mundo a quien verdaderamente lo necesite. Y no hay pantalla que frene eso.