El juego de la vida
La nueva película de Will Smith nos narra la vivencia de un grupo de personas que demuestran que todo está conectado y que, creas o no, nada está librado al azar.
Jugando al Life, El Juego de la Vida he pasado por toda clase de momentos. Desde rachas positivas, donde me sentía el ser más rico del universo, hasta con hitos inesperados de perdidas notorias en pocos segundos. Sin lugar a dudas este juego trata de trasladarte a que vivas una vida distinta, llena de posibilidades que son exclusivas de una historia de ficción. El Juego de la Vida te hacía sonreír y sucumbir en apenas minutos, denotando una clara referencia a la vida misma. De todas formas, pese a estas enseñanzas, Life no deja de ser un juego y, como tal, propone desconectarte de tu propia vida y ponerte en la piel de otro. Un juego, nada más. La vida, por más que uno logre también pasar del cielo al infierno en un abrir y cerrar de ojos, es otra cosa. Es más profunda, es todo a la vez y más también. Howard, interpretado por Will Smith, nos encara indicándonos tres columnas: La Muerte, El Tiempo y El Amor. Veremos si estos tres estandartes resumen de alguna forma la vida o, mejor dicho, se conectan de forma tal que están en todas y cada una de las cosas de este universo.
El film es dirigido por David Frankel (El diablo viste a la moda, 2006), quien todos conocemos como aquel director que hizo de Marley y yo (Marley and Me, 2008) esa película traumática donde la muerte hace su aparición primerísimo primer plano. Este gran cineasta, posicionado entre los más respetados de la comedia familiar norteamericana, trae consigo un bagaje de emociones que son traslados a un film que, por más que sea obvio en cada una de sus posturas, nos mastica durante un par de minutos para debilitarnos y, ya sin mucha energía para aguantar, nos golpea en donde más duele. Esto no está nada mal. Lo logra. Acierta en su camino y, cuando pensaste que todo estaba dicho, arremete con fuerza en los minutos finales para dejarte dando vueltas como trompo sin rumbo fijo. En ¿Qué voy a hacer con mi marido? (Hope Springs, 2012), Frankel vitoreaba con una película en la que te desayunabas un drama sobre una pareja de edad avanzada y materializaba al tiempo como el factor que hacía sus estragos. El amor está siempre en la filmografía de Frankel pero, sin lugar a dudas, su última película antes de este estreno en cuestión, coloca a la pasión por lo que uno hace como ese plus extra en un ser humano. Estamos hablando de Mi gran oportunidad (One Chance, 2013) y el sueño de triunfar.
Belleza inesperada (Collateral Beauty, 2016) nos cuenta la vida de Howard que, luego de perder a su hija, entra en una crisis fulminante y sus amigos se ponen en campaña para sacarlo adelante. Llega a los cines con uno de los repartos más estelares de los últimos tiempos. Esta clase de estrategias, de juntar estrellas buscando un éxito seguro, es un arma de doble filo. Tener un reparto respetado no hace de por si que el film sea bueno. Al contrario. Pone la vara más alta y cualquier error se acentúa más. El riesgo se acrecienta pero el film protagonizado por Will Smith, Edward Norton, Kate Winslet, Michael Peña, Naomie Harris, Helen Mirren y Keira Knightley, muestra a todos los artistas comprometidos con sus personajes minimizando cada desliz que pueda existir en el guión. Este guión que puede encontrar la muerte sin que actores de semejante talla lo interpreten. Estos lo realizan con amor por lo que hacen y valorando el tiempo al elegir el proyecto. Otra vez los tres factores propios de la ecuación. De todas formas, cabe destacar una interpretación que no estaba en ninguna de las apuestas y que sin dudas es una de las promesas actorales a tener en cuenta a futuro. El joven Jacob Altimore (Maze Runner: Correr o Morir, 2014) da que hablar con una actuación que sobresale en energía y que logra ser clave en el desenlace de la historia.
Amor, muerte y tiempo, los tres estandartes que repetimos a lo largo del texto, casi con seguridad que nos quedan chicos para detallar la vida. Si, nos quedamos cortos. Es eso y más. Es descubrir, valorar, aconsejar, escuchar, abrazar. Aunque pensándolo bien, estos tres factores siguen siendo el común denominador de todo esto. La muerte es aquello que todos respetamos y no nos referimos a un fallecimiento en si. El aiempo es lo que nos apremia y lo que debemos maximizar y disfrutar al máximo. El Amor lo vemos en cada una de las cosas que realizamos a diario. Tener presentes estas tres columnas nos posibilita tener un gran sentido de la vida. Belleza Inesperada lo tuvo en cuenta todo el tiempo, por eso es una obra que se disfruta y que, pese a no destacarse tal como su trailer nos hacía ilusionar, está hecha con mucho amor y eso se nota.