Howard (Will Smith) es un exitoso ejecutivo de publicidad de Nueva York. Su vida cambia drásticamente cuando una tragedia personal le golpea con fuerza, haciendo que se suma en una profunda depresión. Sus compañeros más cercanos pondrán en marcha un plan poco convencional, que obligará a Howard a afrontar su sufrimiento de una manera sorprendente y profundamente humana.
Como ocurriera en su momento con Siete Almas y En Busca de la felicidad, Will Smith protagoniza este melodrama, que combina espíritu navideño con algunos golpes bajos previsibles.
Y si se puede encontrar cierta inspiración en Un Cuento de Navidad de Dickens, no es solo porque la historia está ambientada en Nueva York durante las fiestas de fin de año, sino porque el personaje principal también recibirá las visitas de tres "apariciones": el Tiempo, el Amor y la Muerte. Como un moderno Scrooge, Howard deberá lidiar no solo con su dolor íntimo sino con la interpelación de este trio que muy bien componen Jacob Latimore, Keira Knightley (más bella que nunca) y Helen Mirren (que se roba la película a fuerza de carisma y talento).
Hay en el metraje lugar para los toques de comedia, para cierta intriga que al final es develada en un climax lacrimógeno y por supuesto para un mensaje alentador.
El guión es sencillo, simple y va al grano, por supuesto busca la lagrima del espectador y por cierto, en algunas secuencias hay que tener el corazón de piedra para no conmoverse.
Una historia de redención, amor incondicional, fe y amistad que es necesario ver con un paquete de pañuelos en la mano. Para descubrir que, tras un dolor inmenso, se puede esconder una belleza inesperada.