El elogio de la austeridad
Austeridad es la palabra que mejor calza tanto desde lo conceptual como en lo que se refiere a la producción de este film que se inspira en el libro de Hugo Nario, centrado históricamente a mediados de la década del treinta desde la perspectiva del protagonista Bepo. Su decisión de abandonar el hogar paterno y entregarse a la vida errante, de lo que otrora se denominaba “vida de croto”, es el corazón de este relato que se estructura por capítulos y que refleja en cierta medida y con una idea empática asumida por el director Marcelo Gálvez el derrotero de este hombre, quien no renuncia a su libertad bajo ningún concepto y hace de su filosofía de vida un verdadero culto.
Como se decía al comienzo desde la puesta en escena y la utilización mínima de recursos, con austeridad, el director consigue plasmar en pantalla un espíritu de época con algunas consignas anarquistas detrás para coronar el lugar ideológico desde el que parte. Aquel espacio de ideas que con los tiempos modernos suenan a melodía vieja, pero que sin embargo no pierden actualidad tratándose de poner en la mesa de discusión temas realmente acuciantes como las desigualdades y asimetrías sociales.
Hablar de libertad, de no someterse a un trabajo esclavo en el campo y siempre en beneficio de un libre albedrío en el que la claudicación del deseo y la urgencia materialista quedan sepultadas para abrir la puerta a otros modelos de coexistencia son parte de la originalidad de la propuesta.
No obstante, si bien adopta una estructura clásica de road movie de a pie, Bepo por momentos pierde dinamismo y tal vez en un formato televisivo hubiese sido más efectiva.