Oír y sentir
Extraño resulta el film dirigido y escrito por Peter Strickland. Berberian Sound Studio es más bien una experiencia sensorial, una historia que juega con todo aquello que le permita al espectador, principalmente desde lo auditivo, involucrarse sin pensar demasiado, dejándose así llevar por una impactante e impecable mezcla de sonidos.
Gran actuación de Toby Jones encarnando a Gilderoy, un técnico especialista en todo lo que concierna a lo sonoro de las películas. En los setenta, viaja a Italia con el fin de trabajar en el estudio de Giancarlo Santini, un realizador de perturbadoras cintas de terror. Los problemas se van dando a partir del precipitado modo de ordenar y encomendar tareas por parte del creador y del productor de tales obras, algo que no hace más que sacar de eje al recientemente contratado.
Una hora y media de metraje que se puede caracterizar por la división en dos partes distintas en cuanto al desarrollo y a la manera de enseñarnos lo que acontece. Ya desde el arranque se percibe un punto de inflexión que se va acentuando conforme avanza el relato, y tiene que ver con la incomodidad de nuestro protagonista para desempeñar sus labores en un ámbito que no siente como propio. Gilderoy, tímido y de pocas palabras, no comulga con el terror y con lo alborotador de las narraciones de Santini. Pero el sujeto además de un experto en lo resonante es un artista, capaz de sacarle el chirrido más convincente a cualquier elemento que se le ponga a su alcance.
La primera instancia de Berberian Sound Studio es envolvente por lo interesante que se advierte la cimentación de determinadas escenas a través de los sonidos. Se despedazan y se machacan frutas y verduras, por ejemplo, para crear un efecto específico, con un retumbe acaparador que, a los oídos del público y escoltado de una atmósfera siniestra, enlaza e hipnotiza. En este tramo de la proyección, todo es un experimento que apunta a taladrar la cabeza del observador, bombardeándolo de una gran variedad de graves, agudos, chirridos y melodías sumamente sugestivas. Incluso se aprecian unos atinados toques de ironía mediante la personificación casi burlesca de los “capos” italianos del estudio, con sus mañas y terquedades.
En dirección al final y conformando el segundo trozo de la narración, la trama pierde fuerza relegándose o derrapando hacia el surrealismo casi “lynchiano”, y aunque no se discuta el calibre técnico de las imágenes, ciertos aires de densidad se hacen presentes empeorando levemente la performance de la cinta.
LO MEJOR: El sonido, es el punto clave del film, sublime. La atmósfera de horror que se crea, oscurísima. Toby Jones.
LO PEOR: de a ratos y hacia la culminación del relato, se hace algo pesada. Abusa, innecesariamente en el último recorrido, de lo onírico.
PUNTAJE: 7