Gilderoy, tímido ingeniero de sonido británico, camisacolorpastelychalecoverdeinglés, viaja a Italia (en los 70) a trabajar en una película giallo (no hay Argento, Bava ni Fulci, si un tal Santini). La camisacolorpastelychalecoverdeinglés se choca con cueromarrón, pantalonesclaros, gominaenelpelo -contrastando con el peinado clásico, natural y británicamente prolijo de Gilderoy- del equipo técnico: secretaria sexy, inutil y amargada, contador invisible, productor más invisible aun, director mujeriego, violento y peligroso. La incomodidad de quien entra a un lugar que no le pertenece: de eso se trata Berberian Sound Studio en sus primeros cinco minutos. Después es otra cosa. Y después otra.
Con la primera parte(cita) establecida, el film muestra cómo este técnico de sonido trabaja en la posproducción de The Equestrian Vortex haciendo efectos, doblajes y lo usual en cualquier película. Nunca vemos lo que sacomarrónycorbatamarrón ve sino que observamos cómo se machacan verduras para generar la decapitación de una bruja. Interesante el trabajo de Peter Strickland, generando rechazo y hasta miedo sin mostrar sangre, sino el jugo de un tomate siendo aplastado por un martillo...