El incauto atrapado en el celuloide
Peter Strickland construye en su segundo filme una obra enigmática y oscura, casi claustrofóbica, en la que la digresión de la acción erige una poética cinematográfica con una estética apasionada por el proceso artesanal de la utilización del sonido y de producción fílmico, y también por el surrealismo y el amor hacia el grito de horror.
Recién llegado a Italia, el gris y aburrido Gilderoy (Toby Jones), un meticuloso y obsesivo profesional de los efectos sonoros, ve como su simple y amada tarea (doblar films) se comienza a complicar al no saber si se encuentra dentro o no de la trama de la película que el maestro del cine giallo Santini (Antonio Mancino) está filmando.
Así de simple y a su vez complicada es la trama de Berberian Sound Studio (Berberian Sound Studio, 2012) un logrado film de suspenso (ganador de la Competencia Internacional del 15 BAFICI) y alta tensión que aprovecha la historia del cine dentro del cine para construir un homenaje a aquellas películas que la industria cinematográfica italiana (muy potente en los años setenta del siglo pasado) supo convertir en íconos.
Gilderoy, tímidamente, avanzará en sus tareas en un país diferente al suyo, con un idioma extraño y ajeno, algo completamente opuesto a su amada cotidianeidad y sobriedad al lado de su madre en un oscuro departamento londinense. Presumiendo que algo se está gestando a su alrededor, algo sórdido que lo desestabiliza y que lo atrae simultáneamente, su contemporaneidad cambiará.
Santini lo maltrata, como lo hace con las mujeres que prestan sus voces para lograr los gritos más terroríficos del cine. Él sabe que es la persona más irritante con la que alguna vez trabajó y tabajará, pero quedando a la espera de un reembolso económico que nunca llega, y el fastidio eterno hacia su persona, desde el eslabón más básico en la escala jerárquica hasta la más alta.
“The Equestrian Vortex”, la filmación y doblaje para la que fue contratado avanza a paso de tortuga por los extraños pedidos que se van suscitando alrededor de la producción, un equipo de trabajo que mantiene todo en secreto, pero también porque la ficción comienza a ser absorbida por la realidad.
El rojo y el negro para privilegiar escenas, como así también la espiralización de algunas imágenes que avanzan sobre Gilderoy, ni siquiera una mujer, Teresa (Chiara D'Anna), podrá ser su vía de escape, aún él creyendo esto, hasta que nada de lo que suceda tendrá relación sobre lo que realmente le acontece a su cuerpo y sus acciones y sólo la vorágine de la muerte avance sobre todos..
Berberian Sound Studio profundiza sobre el entramado que se va armando en alguien que ama su profesión y que de un día para el otro ve como todo se transforma, dejando de lado al pequeño hombre gris inicial y generando un problema masivo para todos.
Bobinas/cintas/tapes que avanzan y retroceden la acción y que encierran y esconden los secretos más profundos acerca del ocultamiento de crímenes por parte de una organización. La magia del cine, escenas oníricas e hipnóticas (el silencio de los actores frente a las imágenes que doblan, las cabinas de silencio, etc.) que homenajean al terror italiano (con referencias directas a Suspiria y a toda la estética y fotografía del giallo-gran trabajo de Nicholas Knowland-). Una obra atrapante para ver en el cine y caer en su red.