Sin objeciones uno de los mejores films presentados en el festival, con alta dosis de adrenalina surgida de los spins de DJ Ickarus, la movilidad de la gente en sus fiestas electrónicas y la movilizante historia a narrar casi al ritmo de sus melodias.
Ickarus es un DJ, artista nato, llega al instante de su vida en que no puede trasladar sus vivencias a su trabajo musical, la empresa discográfica que lo patrocina comienza a escuchar más de lo mismo al igual que su relación de pareja con Mathilde.
El excesivo consumo de todo tipo de drogas lleva a DJ Ickarus al punto donde el frenesí lo apabulla, lo deja tirado balbuceando frenéticamente en clubes y hoteles, su adicción repercute en su truncado nuevo disco que no puede ver la luz de lanzamiento ya que debe ser internado en un tratamiento en una clínica psiquiatrica.
Paul Kalkbrenner interpreta al DJ, encargado también de la banda sonora y con una excelente labor, 100% en el rol, quizás por similitudes en la vida real, pero, verborragico y enérgico como el film requiere.
Dentro del psiquiátrico, nos encontramos con una directora fría, demasiado alejada de sus internos, un rol que trae reminiscencias al de Louise Fletcher en Atrapado Sin Salida, interpretado por Corinna Harfouch, referente en el nuevo cine alemán, vista en varios films presentados en este festival como Whisky con Vodka y Hace un Año en Invierno.