Muerte y misterio en el country
El segundo film en el haber de Miguel Cohan es Betibú, un policial nato con un trabajo de producción que nada tiene para envidiarle a proyecciones comerciales-taquilleras estadounidenses. De un calibre técnico impecable y con una historia en mayor medida atrapante, la cinta redondea una buena performance valiéndose de unas actuaciones que mucho tienen que ver a la hora de aportarle solvencia al relato. Tráiler y póster atrayentes y convocantes desde el vamos, acaparan expectativas que, esta vez, no se difuminan con el visionado de la obra cinematográfica.
En el country La Maravillosa, una empleada doméstica encuentra degollado a Pedro Chazarreta (Mario Pasik). Todo parece indicar que ha sido un suicidio, pero al tratarse de un empresario de poder, los medios cubren de manera más amplia los hechos y repentinamente las portadas de los diarios lo tienen como acontecimiento central. Desde el diario El Tribuno, Rinaldi (José Coronado) convoca a quien apodan Betibú (Mercedes Morán), una reconocida escritora de novelas policiales, para que se instale en un alojamiento cercano al lugar del suceso y redacte todo aquello que guarde relación con lo ocurrido. Se suman a la investigación Brena (Daniel Fanego) y Mariano (Alberto Ammann).
Betibú arranca bien, introduciéndonos de manera breve pero perfecta en el perfil de cada personaje, de modo vayamos distinguiendo qué conductas y carácter poseen los implicados en el desarrollo de la narración. Admite adentrar al espectador en escenas entintadas de un thriller sólido que juega con la indagación y búsqueda de datos que permitan dilucidar si efectivamente el acaudalado se quitó la vida por sus propios medios o algo más turbio y mejor tramado se está pasando por alto. Es en los momentos en que participan e interactúan los tres intérpretes principales cuando la historia se percibe más jugosa y agradable. Imprescindible aquí resultan las encarnaciones de Fanego, de memorable labor, Morán y Ammann, en ese orden. El primero nombrado saca además a relucir la gracia, en complicidad con el público, por sus buenas dosis de ironía en diversos diálogos y comentarios.
Betibú, más allá de sonar forzado o poco atractivo cuando se vuelca a la relación entre Coronado y Morán, funciona cada vez que expone la corrupción e incluso desmenuza los papeles de los medios de comunicación, desde su tenacidad hasta en parte desglosar el desempeño de quienes trabajan allí. Interesante también es para el observador presenciar el feeling (por decirlo de algún modo) peculiar entre Fanego, astuto, de la vieja escuela y Ammann, joven, con recurso a la tecnología como parte de su procedimiento laboral, pero novato.
En el film, más allá de algunas cuestiones discutibles, se destaca la apelación a una intriga que permanece hasta el final y una tensión que emerge cuando se la necesita. El desenlace, quizás con algunos cabos sueltos en la mente del espectador para que piense, haga memoria y dictamine el veredicto definitivo.
LO MEJOR: elementos técnicos, fotografía. Grandes actuaciones, principalmente de Fanego. Interesante policial con giros apreciables. La aparición carismática y alocada de Norman Briski.
LO PEOR: la desconexión que se da en secuencias que no enlazan como el vínculo entre el personaje de Morán y el de Coronado. El final, no termina de cuajar.
PUNTAJE: 7