Bien de familia

Crítica de Luciano Sivori - Alta Peli

Bien de Familia cultiva un género más arraigado con la cultura de Norteamérica, con las adaptaciones de Broadway, y el cine europeo. Muchos directores célebres han incursionado exitosamente en el género musical. Por ejemplo, lo tenemos al danés Lars Von Trier que, si bien es más conocido por historias como la fascinante Dogville, en el 2000 sacó el drama musical Bailarina en la Oscuridad, con la cantante islandesa Björk.

Menciono esta película por un motivo específico: la odié, no la disfruté ni me gustó. ¡Pero técnicamente era impecable! Las canciones tenían que ver con la trama, las coreografías eran estilísticamente atractivas y la película funcionaba como un musical (y no podría haber funcionado de otra forma).

Con Bien de Familia me pasó lo contrario: si le sacás los momentos musicales te quedás con la misma película, y hasta capaz que es mejor. El artilugio de que los protagonistas canten no es eficaz porque los temas no tienen conexiones genuinas con el argumento. Son como pedazos de videoclips descolgados que aparecen cada tanto.

Lo cierto es que tampoco ayuda el argumento, que es exageradamente simple. El conflicto –si es que puede llamarse así– se balancea entre lo banal y lo ridículo. Es cierto que hay una armonía que se quiebra por el choque entre los hermanos. Olivia (Delfina Oyuela) –quizás el único personaje interesante y bien actuado– es rigurosa y controladora. Vicky (Celeste Sanazi) es un espíritu libre e inocente y Marcos (Eliseo Barrionuevo) es el canchero, el rebelde. El problema es que estas personalidades tan dispares nunca se llegan a explotar del todo.

La familia como un bien:
Hay algunos valores morales importantes que presenta la historia, esto de pensar que el verdadero bien que tiene una familia no es lo material, pero está trabajado con extrema sencillez, con un enfoque casi infantil que parece tomado de la guía para crear historias de Cris Morena. Lo cual es perturbador, porque hay alguna que otra escena de índole sexual que no encaja del todo.

Respeto la fotografía del pueblo de Alberti, maravillosa, y algunos montajes divertidos que exponen las diferentes personalidades de los hermanos. Pero todo queda ahí, en una producción apenas zafable que es independiente, y se le nota.

Los actores hacen un trabajo aceptable, si bien ninguno se destaca realmente. Cantan bien (algunos no tanto) pero, de nuevo, son canciones sin conexión, sin baile, sin coreografía, sin segundas voces. Son ellos con una guitarra. Y lo peor es que no avanzan en la trama, sino que la detienen.

Conclusión:
Bien de Familia se las ingenió para recaudar fondos en Panal de Ideas que soportaran los gastos de traslado del equipo técnico al pueblo. Creo que eso es muy loable, y también el hecho de que se apunte hacia un género no tan cultivado en Argentina como es el musical.

El proyecto de Fontana es atractivo como disparador. Evidentemente se trató de una historia muy personal, ya que la directora y guionista pasó gran parte de su vida en Alberti. En este sentido, ella hace un uso efectivo del marco rural, de los exteriores, y acierta con una paleta de colores cálidos y luminosos que brindan cierto sabor local. Desgraciadamente, el argumento y “lo musical” no ayudan a levantar un film que, indudablemente, necesitaba más madurez.