Si fuera fácil... escribir un guión.
Hace unos años, cuando Judd Apatow estrenó Ligeramente Embarazada, sorprendió gratamente a los espectadores con una comedia irreverente, divertida, pero más que nada con una película llena de humor protagonizada por personajes realistas. Si en algo triunfaba claramente no era tanto en sus gags acertados, en su humor juvenil, en lo curioso de su elenco, sino que su mayor logro era la manera en que consiguió retratar con una verosimilitud extrema para una comedia los vaivenes de la pareja protagónica. Estos dos jóvenes que quedaban embarazados casi sin conocerse luego de una borrachera y discutían cada dos por tres lograban -gracias a un aceitadísimo guión y a un gran trabajo actoral- que todos sintiéramos cada pelea como propia. Fue esa identificación potente con el espectador lo que hizo de Ligeramente Embarazada una de las mejores comedias de la década pasada. En aquel film, el personaje de Katherine Heigl tenía una hermana, un cuñado y dos sobrinas que funcionaban de mil maravillas como los secundarios con quienes los protagonistas sopesaban sus propias vivencias. Esa es la familia que Apatow eligió para esta "suerte de secuela"(según lo indica su propio trailer promocional) que intenta retratar cómo es tener cuarenta años. Aunque lamentablemente no esté ni cerca de hacerle justicia a su antecesora...