Llama la atención que Judd Apatow apenas tenga cuatro films como director en su haber, siendo el nombre más destacado dentro de la llamada Nueva Comedia Americana en sus funciones como productor de la mayoría de las películas que la integran y guionista de otras tantas. Es que si bien forman parte de la historia reciente, The 40-Year-Old Virgin, Knocked Up y Funny People tienen el status de clásicos modernos, lo que genera la impresión de que uno de los responsables de la bocanada de aire fresco que el humor recibió durante la última década, ha estado más activo detrás de cámara que lo que su filmografía demuestra. This is 40 es, a las claras, una producción propia de la factoría, grito generacional con algo más de resignación que el optimismo que destila el título en castellano, con evidentes marcas del paso de la troupe y especialmente de su cara más visible.
En lo que es un logro del director, es una película que no está pensada en términos de trascender y que por eso mismo lo logra. Es un recorte transversal honesto e inteligente de una semana en la vida de un matrimonio de mediana edad con dos hijas y problemas generalizables. La falta de pasión en la vida y en la alcoba, el vano esfuerzo del cuidado en la salud, el control de unos chicos cada vez más independientes, la fallidas relaciones paternas y, especialmente, las dificultades económicas en una sociedad que empieza a salir de la crisis, son temáticas tan identificables que es imposible no percibir la sinceridad del planteo.
La afirmación de que es un film que no busca ir más allá y sin embargo lo logra, se refiere en forma principal al excelente sentido del humor, uno de los factores que más rechazo ha provocado en la crítica internacional. Referencias a todos los productos Apple, a series televisivas –Lost tiene un lugar preponderante en la trama, pero hay una abierta defensa a Mad Men y la pequeña Charlotte toca la música de The Office en su órgano-, a emoticones y mucho más, han sido blancos del reclamo de aquellos que esperan una comedia que soporte el paso de las décadas. Así como ocurría con Ted de Seth MacFarlane, se objeta la existencia de chistes de marcada actualidad, sin entender que son estos los que acaban por definir el recorte temporal que el director propone. No todas pueden ser menciones a Simon & Garfunkel –incluso más de uno debe haber dejado pasar la de The Sounds of Silence-, la búsqueda a la resistencia del paso del tiempo no se define por el chiste que se cuenta –para el caso sólo Superbad y algún otro caso aislado serían ejemplos de atemporalidad- sino por la calidad final. Y aún cuando no siempre termina de funcionar aquel humor que se podría decir más efectista –ya que no son de directa relevancia argumental como los sitios porno en Ligeramente Embarazada o los muñecos de colección en Virgen a los 40-, This is 40 obtiene un muy buen resultado.
Como en toda película de Judd Apatow, el elenco merece un párrafo aparte. Paul Rudd y Leslie Mann –que una vez más deja el cuerpo en cámara, con esa fijación tipo Trapero de mostrar a la propia mujer desnuda- son dos presencias cada vez más grandes dentro de la órbita de la NCA y los años de destacadas interpretaciones en roles secundarios los han llevado necesariamente al frente por impulso. Ambos están bien acompañados por las hijas del director y su protagonista, Maude e Iris Apatow, quienes tienen mayor participación que la que tenían en la película del 2007 y transitan con soltura los caminos más dulces o molestos que esta nueva producción tiene para ofrecer. Los revitalizados Albert Brooks y John Litgow traen el peso de los años y la experiencia en el género a las figuras paternas, con dos hombres golpeados por distintas circunstancias personales pero sin perder el orgullo ni caer en el patetismo. Hay que señalar también las intervenciones de Chris O'Dowd, Lena Dunham y Jason Segel con su regreso, vuelta que abre la posibilidad de que Charlyne Yi, actriz que en sus dos incursiones en el universo Apatow ha resultado sosa, reponga su pobre papel.
Ya los tiempos de sus películas no pueden ser criticados. Cada una de ellas tiene una extensión que excede la media, pero con un hombre detrás de cámara que logra sostener la narrativa y mantener el humor en forma permanente haciendo que cada escena sea tan importante como la anterior, la duración ya no es un problema sino una marca registrada. Lo único que cabe señalar es lo que puede entenderse como limitación de recursos, auto-homenaje o sencilla repetición. La realidad es que el director vuelve en más de una ocasión sobre sus pasos y esto resulta más perjudicial que el tipo de humor del que depende. Pete, su escape ciclista y su accidentado desenlace cual si fuera el Andy de Steve Carell, el viaje con marihuana en un hotel entre el matrimonio como contraparte de una experiencia similar pero con hongos entre él y Ben (Seth Rogen) en Knocked Up, así como también el coqueteo de ella en un boliche, tal y como hacía en aquella del 2007, todos son paralelismos dentro de la filmografía del director que no se terminan de justificar por tratarse de una suerte de secuela.
Más allá de estas cuestiones, lo cierto es que This is 40 es otra gran comedia como aquellas a las que Apatow ha acostumbrado a su público. Sincera, honesta y real, tiene la notable cualidad de sorprender en forma constante a un espectador que no tiene forma de anticipar lo que sigue. Es que luego de construir por separado los temas concretos y cotidianos que cada integrante del matrimonio debe enfrentar, queda la evidencia de que la solución que requieren no puede ser personal. Hacen falta dos. Y ante la ausencia de amistad, el tópico por excelencia que este tipo de comedias ha instalado, el apoyo es la pareja. El mejor amigo del otro.