A mediados de marzo del corriente año se estrenó en nuestro país “Una pistola en cada mano” donde se narran los momentos que viven ocho hombres alrededor de los 40 años de edad, una historia coral que hace una buena descripción de la vida sentimental de estos hombres en crisis.
Y ahora llega el turno de esta historia sobre un matrimonio que llegan a los 40 años de edad, Debbie (Leslie Mann) y Pete (Paul Rudd) con dos hijas Charlotte de ocho años (Iris Apatow) y Sadie de trece (Maude Apatow), estas dos últimas son las hijas del director.
Ellos tienen varios años de matrimonio, no solo se encuentran en crisis personal sino financiera, viven en una casa amplia de primer nivel, ayudan a sus padres, una radiografía de la sociedad americana en California, altos impuestos, los gastos fijos (estos matan a cualquier sociedad) y la educación de sus hijos, además que en estas edades los chicos no se cansan de pedir.
Aquí el padre de familia intenta mantener su empresa discográfica, todo en medio de una crisis personal, desea mantener una buena relación con su esposa y sus hijas; y también esta Debbie que debe aprender a manejar distintas situaciones y mantener la contención familiar. Es un matrimonio puesto a prueba con distintos tipos de crisis.
Hace unos cinco años el escritor y director Judd Apatow nos trae a la pantalla “Ligeramente embarazada” (2007), protagonizada por Seth Rogen y Katherine Heigl, allí también se encontraban siendo pareja los actores Paul Rudd y Leslie Mann (estos personajes los trae para esta nueva historia), su historia resultó ser bastante atractiva; luego llega “Virgen a los 40” (2005) y “Hazme reír” (2009) que también fueron exitosas. Como observarán estas historias tienen cierta similitud, con toques de comedia, que hablan de la familia americana y de la crisis de llegar a esta edad.
Este film es terriblemente extenso, no se sostienen más de dos horas de duración que no aportan mucho, llena de subtramas, demasiados planteos (no se resuelven bien), escenas grotescas y otras subidas de tono que resultan desagradables, gags que no trascienden, desorden narrativo y desprolijo, demasiada monótona, le falta dinamismo, no convence. El director intenta dejarnos un extra dentro de los créditos, pero ya a esta altura el espectador abandonó la sala. Los protagonistas hacen lo que pueden y los actores secundarios Megan Fox, Albert Brooks, Robert Smigel, entre otros no aportan demasiado. Cuenta con muy buenas locaciones, fotografía y banda sonora.