Bienvenidos al ayer

Crítica de Alejandro Franco - Arlequin

No soy muy amante de las películas sobre viajes en el tiempo; en todo caso, soy amante de las películas inteligentes. Proyecto Almanaque es una de esas películas ignotas que, sin cambiar el curso de la historia ni inventar nada demasiado nuevo en el género, consigue impresionar, ya que es sólida y entretiene con altura. Ok, tiene sus incongruencias y pifias, pero trata con seriedad el tema, plantea hipotesis interesantes, y tiene personajes con los pies sobre la tierra.

El elenco parece salido de una telenovela juvenil; sin embargo, que las apariencias no los engañen. No son un grupo de carilindos pura pose y de cerebro hueco, sino que tienen dos dedos de frente y son genios en lo suyo. El libreto se encarga de subrayar este aspecto, dandole diálogos interesantes, plagando de referencias cinéfilas, y haciendo que estos tipos sean unos creativos de aquellos. El chico bonito y brillante pero extremadamente tímido está interpretado por Jonny Weston, un pibe que demuestra tener un gran talento y una gran carrera por delante. Weston carga sobre sus hombros el peso del film, y muestra un gran rango - y especialmente credibilidad -, lo que hace interesarnos muchísimo por su trabajo. Ha encontrado un aparato en el sótano de su casa y - desesperado por entrar en una universidad de prestigio y apremiado por las deudas contraídas por su madre para lograrlo - busca montarlo para ver si es el tan esperado proyecto científico que le abra las puertas de una beca. No sólo lo encuentra sino también un viejo video en donde ve un reflejo de sí mismo (en su actual estado adolescente) en un espejo plantado en medio de su cumpleaños número 7. ¿Cómo David ha aparecido en el pasado, portando esa misma remera manchada que tiene puesta ahora?. Guau, la premisa es bárbara y te engancha enseguida, y las cosas se ponen mejores cuando empiezan a experimentar con el aparatito, obteniendo en algunos casos resultados bastante bizarros.

Mientras que el Acto I es brillante, el Acto II se ve algo forzado. Estos entusiastas adolescentes empiezan a probar la máquina del tiempo con ellos mismos, sin testear demasiado el aparato (y eso que las pruebas previas culminaron con objetos fusionados con las paredes - asumo que tiene que ver la rotación de la Tierra con ello, o alguna pifia de cálculo y calibración del aparato -). Cada viaje en el tiempo no cumple siempre con los postulados dictados por Marty McFly en Volver al Futuro: por ejemplo, la escena en donde uno de los chicos viaja como cinco veces a dar el mismo examen para obtener la nota de aprobado, ellos deberían chocarse con versiones alternativas de ellos mismos en sus intentonas anteriores. O cuando juegan a la lotería y, por hacerlo a las apuradas, ganan dos millones de dólares en vez de 54, negándose a repetir el viaje para corregir los números escritos en el ticket. Pero cuando las cosas se salen de control es cuando David quiere arreglar las cosas con la chica que le interesa... y con la cual ha metido la pata. El Efecto Mariposa altera todo, y se comienzan a generar líneas temporales en donde hay gente muerta o desaparecida, personas desocupadas que tienen trabajo y/o lo vuelven a perder, gente con la memoria borrada o que nunca conoció a alguien en determinado momento que resultó alterado por uno de los viajes. Yo creo que si uno se pone puntilloso y pasa por escrito los viajes / consecuencias observará inconsistencias pero, a esa altura del partido y teniendo en cuenta el buen ritmo del director Israelite, yo lo dejaría pasar en haras del espectáculo.

Como dice Richard Scheib, Proyecto Almanac se siente como un hibrido entre Primer y Chronicle. Adolescentes rodando en primer plano todo - aún los momentos mas incongruentes, como un frenético pillaje a los depósitos de materiales de laboratorio de la escuela secundaria donde asisten -, descubriendo un nuevo poder, y perdiendo el control sobre él. Aquí no hay maldades ni locura; en todo caso, el movilizante del caos es el amor por una chica (y la gigantesca timidez que le hace arruinar todo al protagonista), el cual conlleva a una espiral de sucesos fuera de control. Tampoco el final es lo limpio que debería; cierra la historia, pero uno no deja de pensar en consecuencias temporales en el tiempo presente.

Proyecto Almanac es una película bastante inteligente que tiene muchos méritos y una buena cuota de deslices. Quizás estos últimos los note mas la nerdada como nosotros pero, en términos generales, me gustó porque al menos hizo el intento de construir algo inteligente. Quizás le faltaba mas pulido pero el buen clima, la tensión, la intriga de la premisa y las buenas perfomances compensan las desprolijidades, razón por la cual la voto como recomendable.
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