Biutiful

Crítica de Diego Martínez Pisacco - CineFreaks

Anexo de crítica: Mi teoría es que no se puede hacer una película con tantos elementos dramáticos como los que tiene Biutiful y salir impune. Un personaje principal enfermo de cáncer que habla con los muertos (y que cobra por el servicio), trabaja al servicio de unos chinos que explotan a un grupo de compatriotas en la manufacturación de bolsos y además debe lidiar con sus hijos pequeños y una ex mujer con problemas psicológicos que la llevan a los excesos contínuos con las drogas, el alcohol y el sexo. Si a todo este menjunje le agregamos unos pincelazos (de trazo grueso) de amor fou gay entre dos chinos (parece que González Iñárritu vio detenidamente Happy Together), una crítica poco novedosa sobre la política de inmigración en España, un tono de desesperanza y angustia constante y la típica música sui géneris de Gustavo Santaolalla, el combo sólo merece ser calificado de explosivo e indigesto. Más allá de lo actoral –todos sabemos de lo que es capaz Javier Bardem-, Biutiful se malogra por la insistencia de su director en buscarle el lado negativo a cuanto acontece. Todo lo que puede salir mal aquí sale mal. Para González Iñárritu sólo la muerte trae algo de luz a este mar de lágrimas. En su opinión el infierno ya llegó a un mundo en el que la miseria, la destrucción y la pobreza de espíritu hunden a la humanidad en un abismo de dolor. Lamentablemente Biutiful vuelve a demostrar que a veces más es menos...