Biutiful

Crítica de V. De Grossi - Cine & Medios

Precioso marginal

El supersticioso y carismático Uxbal (Javier Bardem) sobrevive en un suburbio barcelonés mientras sueña una vida mejor para sus hijos. Las peripecias que debe atravesar a lo largo de un solo día ya acobardarían al mejor plantado. Sin embargo, con su extraño sentido de la obligación y la moral, Uxbal se podría definir como un hombre dispuesto a todo, incluso a su propia degradación, con tal de que aquellos a quienes verdaderamente ama salgan adelante. Los métodos pueden ser cuestionables, y los destinatarios de su afecto igualmente variables.
Como todo lobo solitario, Uxbal cree que el mundo puede estar en su contra, pero igualmente se doblegará a su voluntad y su modo de hacer las cosas. Como a muchos otros personajes de su catadura desde que el cine es cine, le llegarán la epifanía y la posibilidad de redención, pero nada es gratis. Y menos si estamos frente a una nueva historia del director de "Babel" y "21 gramos".
Destino cantado, podría decirse, el de Alejandro González Iñárritu: un director que prometía y se perfilaba como uno de los grandes del cine latinoamericano emergente, pero que desde hace tiempo eligió ceñirse a la ¿sana? costumbre de fustigar a sus personajes. El director de "Amores Perros" no parece conformarse bajo ningún punto de vista con la posibilidad, siquiera remota, de la redención. Puede que deje una puerta entreabierta, pero el haz de luz resultante apenas alcanzará para iluminar una escena de pesadilla.
Sus personajes son repetidamente castigados, humillados y derrotados; en el mejor de los casos, resultan seres atormentados que buscan una salida de por sí improbable. Y aquí es donde entra a tallar un actor como Javier Bardem, cuya versatilidad para lo oscuro lo hacía ya destacable en la olvidada "Perdita Durango" y que tuvo su punto culminante en "Sin lugar para los débiles" (su rol de Anton Chigurh le valió un Oscar).
La película de Iñárritu sin Arriaga termina confirmando que el ex tándem se llevó un gusto por el drama sólo explotado en su veta cínica por este último; Iñárritu no es capaz de perder la solemnidad ni siquiera en el momento más emotivo, ese en que la sutileza de una sensación debe saltar de la pantalla sin que el actor necesite gritar o volverse desmesura.
Con una calidad fílmica indiscutible, "Biutiful" se impone finalmente por la fuerza de un enorme Bardem y no por la solidez de un guión que no escatima golpes bajos.