Una nueva película de superhéroes llega a los cines de la mano de DC. Se trata de Black Adam, el último film de Jaume Collet-Serra protagonizado por Dwayne Johnson. Con guion de Adam Sztykiel y Rory Haines & Sohrab Noshirvani, la ficción gira alrededor del mítico Teth Adam.
Pasaron 5.000 años desde que el personaje de The Rock obtuvo los poderes supremos de los antiguos dioses y fue encarcelado. En la actualidad, una misteriosa mujer lo libera de su tumba terrenal, desatando a este antihéroe que busca justicia en el mundo moderno con peligrosas estrategias.
Antes de enfrentarse al real villano, conocerá a un equipo de héroes conformado por Aldis Hodge como Hawkman, Noah Centineo como Atom Smasher, Quintessa Swindell como Cyclone y Pierce Brosnan como Dr. Fate. De esta manera, deberán convencer a Black Adam de encontrar la liberación de su pueblo con otros métodos.
La cinta consigue sostener su ritmo a partir de unas cuantas escenas a pura acción que se suceden una detrás de otra. Pero aunque su componente adrenalínico transforma a este lanzamiento de Warner en un producto entretenido, su trama resulta inconsistente. Sus secuencias -con exagerado CGI- se ven sobrecargadas de efectos especiales y disputas, olvidando un importante elemento: el suspenso.
En este sentido, Black Adam no ofrece una historia atrapante o cargada de humor como Dwayne Johnson tiene acostumbrado a su público. Por el contrario, no logra profundizar demasiado en ninguna de las temáticas que intenta atravesar, dejando más de un cabo suelto y limitándose a ser una propuesta meramente pochoclera.