Mucha acción y poco argumento. Muchas explosiones y poco desarrollo. Buenos efectos y pobre guión.
Básicamente Black Widow es eso. El estreno que se esperaba, el nuevo gran lanzamiento de Marvel. Pero sólo logró apaciguar débilmente la fiebre de superhéroes qué hay en estos tiempos post-Avengers.
Natasha Romanoff (Scarlett Johansson) es uno de los personajes más enigmáticos del universo Marvel. Y uno de los que tuvo menos desarrollo en los films de Avengers. Claro, era complicado abarcar su pasado
¿Cómo llegó a ser quién es? ¿Su relación con Hawkeye? ¿Por qué fue reclutada por SHIELD?
Aparte tenemos otros condimentos. Estados Unidos, Rusia, enigmas, espías, súper soldados. Si bien son argumentos repetidos, son más que suficientes para dar un buen espectáculo.
Por todo esto, la idea de la película de Black Widow en solitario parecía buena.
Pero las buenas ideas no siempre se transforman en buenas películas.
En este caso nadie sale favorecido. Ni el personaje de Natasha Romanoff, ni el UCM. Y peor es el saldo para el resto de los personajes secundarios que introduce el film. Más que una ayuda, son un verdadero lastre (predecible e insulsos) que Scarlett debe cargar.
Los dos grandes inconvenientes son: por un lado que la película no aporta nada trascendente a la historia que ya conocemos. Más que hurgar realmente en el pasado atormentado que vivió Natasha, el film se centra en una chata y tragicómica historia “familiar”.
En segunda instancia la temporalidad del largometraje no ayuda en lo más mínimo. Estrenada a destiempo y mal ubicada en lo que tanto cuidó Marvel, que es su línea para contar varias historias en paralelo.
Lo más interesante que deja es la escena post créditos. El mayor enigma del film. Y fiel al estilo Marvel. El resto. Es una linda portada.