Épica y a la altura de lo mejor de Marvel
Finalmente le llegó el turno a Natasha Romanoff, Black Widow, de tener su primera película en solitario y el resultado es una sorpresa que se cola fácilmente entre las mejores películas de Marvel.
Como buena hija del patriarcado, Marvel priorizó desarrollar las historias de su staff de grandes varones súper héroes hasta el destape que generó el movimiento #MeToo en la industria del cine. Habiendo llegado a la conclusión de que ya era hora de presentar heroínas fuertes que promuevan un mensaje de empoderamiento, Disney y Marvel decidieron otorgarle una merecida película en solitario a Black Widow. La aventura drigida por Cate Shortland sorprende de manera positiva y se cola fácilmente entre las mejores historias del popular Universo.
Allá lejos quedó la Natasha Romanoff (Black Widow) híper sexualizada, objeto de comentarios cosificadores (ver Iron Man 2) y relegada a un rol secundario en la saga Avengers. En la nueva película la protagonista se enfrenta a lo más oscuro de sus cuentas pendientes cuando surge una peligrosa conspiración que tiene lazos con su traumático pasado. Perseguida por una fuerza que no se detendrá ante nada para derribarla, Natasha debe lidiar con su historia como espía y con las relaciones rotas que dejó a su paso mucho antes de convertirse en parte del famoso equipo de súper héroes liderado por el Capitán América.
Además de la poderosa carga feminista que envuelve a la trama, Black Widow acierta cuando presenta su subtrama familiar con sólidos matices dramáticos. Y aquí es pertinente remarcar que el trabajo de Florence Pugh, Rachel Weisz y David Harbour (el ladrón de escenas por afano) como los miembros del complejo árbol genealógico de Natasha, no solo acompaña al crecimiento de la protagonista sino que abre puertas muy interesantes para seguir explorando en el Universo Marvel (la escena post créditos es la clave para entender los planes del UCM a futuro).
Con muy buenas escenas de pelea cuerpo a cuerpo y una adrenalina que se sostiene a lo largo de los 133 minutos que dura la película, Black Widow no se apoya en la pata más fantástica que suelen exprimir las historias de Marvel y aún así logra consolidarse como un entretenimiento capaz de sacudir vibras cinéfilas y remitirnos a lo mejor del cine de espías.