Perseguida por violar el Acuerdo de Sokovia y sumarse al bando de Steve Rogers, Natasha Romanov (Scarlett Johansson) se ve obligada a pasar a la clandestinidad y cortar todo vínculo que había construido en años recientes.
Pero su pasado no está dispuesto a dejarla en paz aún y reaparece traído por Yelena (Florence Pugh), lo más parecido a una hermana que tuvo en su infancia. Aunque Natasha creyó todos estos años haber terminado con la organización que la convirtió a la fuerza en Black Widow, Yelena es la prueba viviente de que estaba equivocada: el Red Room no solo sigue activo sino que su líder, Dreykov (Ray Winstone), ha llevado al extremo su poder para controlar mentalmente a las Viudas.
Dispuestas a saldar sus deudas y ganarse su libertad, ambas se embarcan en una nueva misión para asesinar a Deykov y liberar a las nuevas Viudas, un camino que las obligará a reencontrarse con la familia de espías que pretendieron ser cuando eran pequeñas.
Black Widow en duplicado
Hay dos ideas sobre la representación de Black Widow en el MCU que tienen bastante consenso entre el público: una es que pertenece a los personajes más desaprovechados, y la otra es que su mejor participación fue durante Capitán América y El Soldado del Invierno, justamente porque es una película que se aleja un poco de la épica superheroica para contar una historia de espionaje. Por ambas cosas resulta un acto de justicia que finalmente pueda ser el centro de una película propia y que sea con historia en el rango que mejor le funciona.
Más justicia aún hubiera sido que Black Widow saliera en 2017 como correspondía y no como una obra póstuma, porque no hay nada en la trama de esta película que justifique no haber contado esta historia en su momento en vez de hacerlo ahora.
Sigue siendo mejor que nada.
Entrando en lo específico de esta película, Black Widow cumple las promesas que hace, incluso cuando está siempre al borde de querer abarcar más de lo que puede. Eso sucede más que nada por el protagonismo compartido entre Natasha y Yelena, pero tiene bastante éxito con su plan de llenar huecos en el pasado de la que ya conocemos al mismo tiempo que plantea una historia de origen para la que estamos conociendo y que seguramente será su reemplazo. Son dos historias que se cuentan entrecruzadas y apoyándose mutuamente de forma orgánica para funcionar como una sola.
Por fuera de las escenas de acción (de las que a esta altura no hay mucho para agregar más que son efectivas y siempre dentro del manual de estilo de Marvel) es la relación entre ambas y cómo intentan recomponer lo que alguna vez fueron lo que hace avanzar la trama, al punto que tanto el villano principal como los aliados secundarios están apenas bocetados con trazos gruesos sin que importe demasiado. Por eso Dreykov es el clásico villano caricatura de película de Bond y Red Guardian (David Harbour) es poco más que un acompañante puesto para hacer chistes. Una tarea que la mayoría de las veces incluso hace mucho mejor Florence Pugh, especialmente cuando le toca burlarse de cómo ha sido representada Black Widow en las películas anteriores, casi siempre más cerca de ser la acompañante bonita que una heroína fundamental para el equipo. Sí la química entre hermanas resulta verosímil y entrañable es en buena medida por la amistosa rivalidad cómplice entre ambas y las ácidas burlas que la menor disfruta a costillas de la mayor. Como buenas hermanas, pueden tirarse con munición pesada entre ellas y al mismo tiempo sacarle los ojos a cualquiera que se atreva a mirar mal a la otra.
En ese sentido, el discurso crítico de Black Widow es sutil pero muy claro: hay tintes feministas en lo que cuenta pero también en cómo lo cuenta, no solo por la relación entre sus protagonistas sino -sobre todo- en su relación con las otras viudas que aún están bajo el control de Dreykov y con Melina (Rachel Weisz). No va a faltar la crítica desde una parte del público respecto a ello, pero seguramente se van a concentrar más sobre el personaje de Taskmaster y los fuertes cambios que sufre respecto a la versión clásica de los cómics. Cambios que tienen sentido dentro de la propuesta de Black Widow y que dejan con ganas de ver más sobre el personaje, aunque quizás eso ya no suceda.
Con una propuesta cargada de acción y humor que a veces cae en la sobreexplicación clásica de esta franquicia (donde parece más peligroso no hacer un flashback explicando lo ya evidente que hacer un chiste sin ninguna gracia), Black Widow es una digna despedida para el personaje y al mismo tiempo le abre la puerta a quien seguramente será su reemplazo en el futuro.