Esta es la secuela dirigida por el canadiense Denis Villeneuve (“La Llegada”), en un homenajes a 35 años de la película original dirigida por Ridley Scott y ahora como productor ejecutivo.
Cuenta con una buena historia con guiños y actuaciones, además incluye ciencia ficción y cine negro. Es tan buena como la primera, su ritmo es pausado y por momentos no tanto. Vemos escenarios post-apocalípticos, se van mezclando ciertos colores, con tonalidades más oscuras y con momentos lluviosos. La fotografía impecable de Roger Deakins (¡Ave, César!, Sicario, Skyfall).
Técnicamente alucinante, visualmente impactante, deslumbrante y goza de una gran estética. Se encuentra bien narrada, inteligente, con momentos emotivos, va creando grandes atmósferas, de misterio, intriga, donde va funcionando muy bien la iluminación, los colores y la banda sonora. Esta es una obra maestra.
Los actores rinden a la perfección: Harrison Ford esta espectacular, su presencia realza el film, Ryan Gosling su interpretación resulta creíble, la actriz cubana Ana de Armas (como una mujer fuerte, emocional y especial) y un punto a parte para Jared Leto (su personaje Niander Wallace, un nuevo creador de replicantes) tiene dos secuencias descomunales, Sylvia Hoeks me encanto, cameo de Edward James Olmos y a Dave Bautista. Toca varios temas interesantes, la división, critica social y política y hacia dónde va la humanidad.
Buscar una buena sala para poder disfrutar imagen, sonido, entre otros elementos, eso sí a la cinta le sobra unos 20 minutos. Contó con un presupuesto de unos 185 millones dólares. Queda abierta para una segunda parte.