Blair Witch: La bruja de Blair

Crítica de Lisandro Liberatto - Alta Peli

Retomando proyectos.

El año era 1999. El milenio estaba llegando a su fin y todos temíamos las consecuencias del Y2K. Mientras, una pequeña película independiente de apenas US$60 mil cambiaba para siempre el mundo del cine. El Proyecto Blair Witch había tomado por sorpresa a los espectadores del Festival de Sundance en Enero de aquel año, donde la ya desaparecida Artisan Entertainment se hizo con los derechos de distribución y pautó un estreno comercial en Estados Unidos para el mes de Julio (llegó en Diciembre a la Argentina). De esta forma nacía una de las más originales campañas de marketing de la historia, promocionando a este “material encontrado” como algo real. También fue la primera película en utilizar internet para atraer a los espectadores y creando ¿sin saberlo? lo que hoy todos conocemos como campaña viral. Con casi US$250 millones de recaudación en todo el mundo, una secuela era algo de esperar. Inmediatamente un año después llegó a los cines Book of Shadows: Blair Witch 2, que apenas recuperando su generoso presupuesto de US$15 millones, lapidó toda posibilidad de convertir a la Bruja de Blair en una franquicia rentable.

Han pasado 17 años desde entonces, tiempo suficiente para que los espectadores olviden esa infame secuela. En el más absolutos de los secretos se filmó una tercera entrega que nos llega de la mano de una de las grandes promesas del terror de la actualidad: Adam Wingrad. Con You’re Next y The Guest, Wingrad es responsable de algunas de las mejores y más innovadoras películas del género de los últimos tiempos, por lo que naturalmente tenerlo al frente de una nueva Blair Witch es, como mínimo, esperanzador.

Pero aquel sentimiento comienza a extinguirse poco a poco una vez que el film se pone en marcha. Así tan pronto como se establece la trama caemos en la cuenta de que estos personajes pueden no ser muy interesantes de acompañar en su búsqueda. Y aunque obviamente en una película de terror el 90% de ellos son desechables, todavía debemos soportarlos por 80 minutos más. Pero igual seguimos aferrados a ese sentimiento, creyendo que en algún momento algo va a suceder y transformará el opus de Wingrad en aquella película que tanto ansiamos y que el avance, con frases como “una experiencia cinematográfica terrorífica” o “una de las mejores películas de terror jamás filmadas”, nos prometía. Desgraciadamente, no será ni una ni la otra.

La Blair Witch de Wingrad retoma el formato found-footage que se dejó de lado en la secuela y vuelve a incorporar aquellos elementos que transformaron a la cinta original en una de las más copiadas, imitadas y hasta parodiadas de todos los tiempos. De hecho, es tan parecida a la primera película que podríamos decir que es una remake encubierta. Y como toda remake, está adecuada a los tiempos que corren.

Nuevamente unos adolescentes se pierden en el bosque. Esta vez con la excusa de encontrar a Heather, la hermana de de James y protagonista de la película original, que desapareció cuando él tenía sólo cuatro años. Tres amigos lo acompañan en este viaje y una de ellas decide filmar un documental sobre la búsqueda, por lo que contarán con una gran cantidad de cámaras portátiles, teléfonos celulares, gps y hasta un dron. Más adelante se sumará una pareja de rednecks locales, quienes dicen conocer los bosques a la perfección y que servirán como guías, mientras alimentan al grupo con todas las leyendas de la zona.

Algo que El Proyecto Blair Witch hacía a la perfección era crear climas y sugerir en lugar de mostrar. La mitad de la película sucedía en la cabeza del espectador, en muchos casos con un efecto residual. Nunca veíamos nada, sin embargo asustaba. La película aprovechaba al máximo el lenguaje audiovisual, con un inteligente uso del sonido que se combinaba con una cámara que nunca dejaba de temblar. Era simple, efectiva y verdaderamente aterradora.

Ahora, todo lo que dije sobre la película original no se aplica para esta nueva versión . Primero debemos soportar una buena cantidad de minutos acompañado a este grupo de amigos que no tiene nada interesante para decir u ofrecer. Cuando por fin llegan a destino y la trama se empieza a desenvolver, daría la sensación que Wingrad no tuviera intención alguna de crear climas. De un momento a otro los personajes salen corriendo y gritando por el bosque y nunca entendemos bien por qué o de que. O peor aún, cada vez que Wingrad pareciera empezar a construir una escena que podría llegar a algún lado, es arruinada por el típico jump scare o golpe de efecto, que para hacer las cosas todavía peor, se da por alguno de los jóvenes tomando por sorpresa a otro. Ya en el último tramo la película se desarrolla casi de la misma manera que en la original, con algunas reformulaciones y mostrando todo lo que siempre fue sugerido. Pero a pesar de todo eso es el único momento en que la película mantiene el ritmo y logra ser lo más cercano a efectiva.

Probablemente lo más interesante que tiene para ofrecer esta nueva entrega de Blair Witch es su intento de crear un universo propio. Wingard y su guionista Simon Barrett expanden la mitología de la bruja pero sobre todo del bosque en que habita, convirtiéndolo en una suerte dimensión desconocida con paradoja temporal incluida. Es una lástima que nunca queden del todo claras las reglas de este nuevo universo y sean poco consistentes, pero sin dudas son las ideas más frescas y originales que podemos encontrar en la película.

Conclusión:
Blair Witch no es una mala película, en especial teniendo en cuenta lo flojos y perezosos que se volvieron los found-footage desde el lanzamiento de la original. El problema es que no busca despegarse mucho de esos tampoco, y no deja de ser un esfuerzo mediocre y plagado de lugar comunes que terminan por ganarle la pulseada a las pocas buenas ideas que tiene para ofrecer. Pero es sobre todo una mayor decepción al llegar con el sello de Adam Wingard, que se perfilaba como una de las grandes promesas del género. Obviamente, no dejará de serlo por una sola película que no funciona de la forma esperada, pero sin dudas este es un paso en la dirección equivocada.