Al día de hoy, The Blair Witch Project es uno de los films independientes más exitosos de la historia y sin duda de los más rentables. Con un presupuesto ínfimo, arrasó en la taquilla de 1999 y se convirtió en un fenómeno cultural. Con el visto bueno de la crítica y el público, revitalizó el estilo del “found footage”, que existía desde hacía casi dos décadas pero con pocos exponentes, y se convirtió en una referencia de la materia por los años siguientes. Al momento de su estreno, la duda estaba sembrada acerca de si las imágenes eran o no reales e incluso se había asegurado que los protagonistas estaban “desaparecidos”, con falsos reportes de la Policía que daban sustento a la historia. Una película adelantada a su tiempo, previo a la explosión de Internet, cuya campaña se valió de todo recurso para hacerla “viral”, años antes de que ese término llegara a nuestra vida diaria. ¿Cómo se puede seguir desde ahí? Está la manera equivocada y la de Adam Wingard, que es mejor.