Un inspirado y lúgubre cuento infantil
La tendencia de reciclar cuentos clásicos es una apuesta arriesgada y los ejemplos más recientes fueron Alicia en el país de las maravillas, La chica de la capa roja y Epejito, Espejito, ésta última con una versión fastuosa pero poco atrapante.
Blancanieves y el cazador marca el debut en la dirección de Rupert Sanders y el resultado es altamente gratificante. En primer lugar, el realizador conserva los elementos originales del cuento infantil pero agrega sus cuotas de fantasía, violencia y magia que lo hacen mucho más sombrío.
El film amenaza con convertirse en una nueva trilogía y la historia se desarrolla en un clima de persecuciones constantes cuando el cazador del título (Chris Hemsworth, el actor de Thor) se convierte en el protector de Blancanieves (Kristen Stewart, la joven intérprete de Crepúsculo) mientras escapan del ejército de la Reina diabólica que la quiere ver muerta.
Esta impactante aventura sobre la ambición, el poder y la traición incluye castillos, un bosque (realmente) tenebroso habitado por extrañas criaturas y, como no podía ser de otra manera, suma la troupe de enanos que viven en el bosque. Estos pequeños seres, impulsados por magníficos actores como Bob Hoskins, Ray Winstone, Nick Frost, Eddie Marsan, Toby Jones, Johnny Harris y Brian Gleeson, luchan a brazo partido para defender a la heroína y terminar así con el reinado de terror.
Para que una película de estas características funcione se necesitan buenos personajes pero también un buen villano. En ese sentido, la actuación de Charlize Theron (que no tiene problema en "afearse" como en Monster) en el rol de la bruja Ravenna es excelente, cargada de matices, y a ella se agrega un hermano diabólico (Sam Spruell) que tampoco se queda atrás.
Un placer encontrarse con el mejor espíritu de la aventura que alcanza en esta superproducción una lograda inspiración visual (por momentos similar a la de Burton) y da rienda suelta a las andanzas de caballeros, princesas y guerreros con espada en mano.