Blancanieves

Crítica de Diego Lerer - Micropsia

La candidata española al Oscar tiene que competir, lamentablemente, con la fama de EL ARTISTA, una película que utilizó similares estrategias estilísticas: muda, en blanco y negro, con intertítulos. Esta película es muy diferente en sus influencias (y menos obsesiva en sus formas), apostando hacia un expresionismo más oscuro y tenebroso (especialmente en la primera parte), aunque en la última se vuelve un poco más liviana y menos interesante.

Es una adaptación del cuento de hadas a la España de los años ’20, y en el universo de la tauromaquia. Aquí, un famoso torero queda parapléjico en la faena y su esposa muere al parir a la pequeña Carmen, quien crece con su abuela ya que la nueva mujer de su padre (encarnada por Maribel Verdú) no quiere saber nada con ella. Al morir la abuela (Angela Molina), la niña va a vivir con su madrastra, pero es tratada como la sirvienta del lugar.

Lo que sucede después sigue al cuento famoso pero de maneras inesperadas que no tiene sentido revelarlas aquí, en especial quienes son los siete enanitos. Una extraordinaria primera parte (cuando Carmen es niña) se resquebraja un poco en la segunda, con ella ya adulta. Sin embargo, sigue siendo un ejercicio de mucho mayor resonancia emocional e imaginación que su famosa hermana mayor francesa.