Este thriller de acción se presentó en la edición del Festival de Mar del Plata de ese mismo año y en el Festival Buenos aires Rojo Sangre (BARS) en 2017 y se filmó entre septiembre de 2013 y febrero de 2016.
Todo gira en torno a Adrián (Matías Rispau, protagoniza y dirige) quien vivió un largo tiempo alejado de todo en el sur de la Argentina y decide regresar a Buenos Aires en el 2003, con una única idea vengarse por la muerte de su novia Elisa Rivero en el 2001. A partir del transcurso del film irá liberando esa bestia que lleva dentro alimentada por el odio. Una vez en la ciudad se reencuentra con su amigo Julio (Matías Rispau) la única persona de confianza que le queda y vamos conociendo mas de esta tormentosa trama a través del flashback.
Y todo se va relacionando con el título del film, es Blanco o negro, con algún punto de esperanza en un mundo mejor, el desafío está ante Adrián y su sed de venganza, entre traiciones, mentiras y secretos, para ello goza de buenos planos, hay tensión, mucha violencia, sangre, fuertes peleas, tiros y una buena fotografía. Pero todo eso no termina de alcanzar, resulta demasiado extensa, lo que la hace algo densa, con momentos teatrales que poco aportan, diálogos poco atractivos y algunas actuaciones que no convencen y resultan bastante flojas. Algunas secuencias tienen cierta similitud al cine de Quentin Tarantino como a “Kill Bill”, con toques del cine oriental, entre otras.