El lobo estepario
Hace exactamente un año en Argentina se estrenaba Roman, y con ella conocimos a un dúo que rápidamente se hizo un lugar dentro de la filmografía de cine de género en nuestro país.
Gabriel Peralta como productor y protagonista, Eduardo Meneghelli como director. Filmación rápida, propuestas atractivas, algo de presupuesto, un acabado técnico más que decente. En un año llevan estrenadas ya tres películas, y no parece que la cosa vaya a quedarse acá.
Pero hay un problema: los aspectos positivos técnicos y lo atractivo de las propuestas en los papeles (y en unos afiches que se venden muy bien), chocaban hasta ahora con resultados no muy satisfactorios por dificultades varias en el guion y en los intérpretes; principalmente en el intérprete… protagonista.
Roman y Ruleta rusa tenían buenas intenciones, pero terminaron cerca del culto al consumo irónico. ¿Será Blindado la que finalmente incline la balanza a su favor?
En primer lugar, hay que adelantar que, si bien puede ser engañosa respecto a lo que promete, es más jugada respecto a los asuntos que aborda. Ya no estamos frente a un típico producto de género efectista.
La historia de este personaje conflictuado, un trabajador alienado que decide llevar a cabo un plan para tomar las riendas de su vida de un modo inesperado, es de alguna forma más elevada que lo que proponían los dos films anteriores de corte policial tradicional.
Esta vez, Peralta compone un personaje a contracorriente de sus pares, quizás algo similar a su propio ser.
Triste, solitario, y final
Luna (Peralta) es un custodio de camión de caudales que atraviesa un momento bastante particular. En un accidente perdió a su esposa y su hijo, y desde entonces las sombras lo aquejan. No descansa, tiene pesadillas, los recuerdos de aquel episodio lo persiguen, confundiéndose con los de su propia infancia junto a sus padres.
En esos sueños, o pesadillas, también aparecen una mujer y un niño a los que no conoce, ¿o sí?
Luna está en un período laboral sabático, se encuentra con licencia psiquiátrica y alejado de una actividad laboral a la que quiere regresar porque considera que puede hacerle bien.
En una de esas visitas laborales para insistirle a sus compañeros que lo ayuden a regresar, se cruza con Selva (Aline Jones), una empleada de logística, de origen brasilero, que resulta ser aquella con la que él viene soñando. De inmediato se obsesiona –más aún cuando conozca a su hijo y descubra que es el niño de su sueño– e irá lentamente pergeñando un plan para dar un vuelco en su vida.
Selva tiene problemas con su pareja abusiva, y Luna quiere rescatarla; pero para eso necesita del empujón que solo el plan que diagrama en su cabeza puede darle.
Luna, el personaje de Gabriel Peraltaen Blindado, tiene algunas similitudes con los que ya compuso en Román y en Ruleta rusa, sobre todo en la primera, aquel que le daba título a la película. Personajes de una conducta intachable, marcadamente religiosos, con una cara social bondadosa aunque extraña, abstraídos. Seres tristes y de andares solitarios.
En Blindado le suma ser alguien con problemas de relación severos, claramente alienado, que va transitando un camino que puede llevarlo hacia una zona peligrosa dentro de sí mismo. Un personaje complejo, con varias capas, al que Peralta le presta su cuerpo pese a no tratarse de un actor demasiado dúctil.
El quiebre
En su promoción, tanto en el afiche como en los spot o trailers y hasta en el título mismo, Blindado pareciera venderse como un film de atraco a un banco, o a un camión de caudales. Quienes vayan esperado ese film de acción pueden sentirse defraudados al encontrarse con una película de vena más dramática, un thriller con pinceladas de suspenso que se desarrolla de a poco y se centra en la psicología de su personaje. El blindado es el propio Luna. Aunque algo de lo que se promete tenga que ver con el plan que pergeña, lejos está de ocupar un rol central.
Blindado es una película con mucho potencial. Claramente superior a los dos films anteriores de Peralta/Meneghelli, quienes parece van evolucionando con cada uno. Ruleta rusa tenía una interesante búsqueda estética que Román no poseía, en Blindado hay un guion mucho más sólido, atractivo, complejo, con varios subtextos.
El problema, sí, sigue siendo que Gabriel Peralta es un actor muy difícil de llevar. Es admirable su esfuerzo por ponerse retos mayores, siendo que simplemente podría ser un duro del cine de acción. Luna es un personaje complejo al que Peralta le pone más ganas que resultado. No se suelta, habla con un tono monocorde, se lo siente rígido y no logra química con su elenco.
Este hecho hace que varias escenas y circunstancias luzcan exageradas, remarcadas, exacerbadas, o hasta inverosímiles. Peralta como productor hace que sus películas lo tengan a él como eje y motor, y no siempre (más bien todo lo contrario) beneficia.
Por suerte, en el elenco siempre se rodea de talento, y esta vez les tocan personajes menos estrafalarios. Luciano Cáceres, Luís Ziembrowski, Adriana Aizemberg, Esteban Menis, Gonzalo Urtizberea, Pablo Pinto, Aline Jones, hasta una aparición de Sandra Smith, están correctos y realzan Blindado. El único extraño dentro de los secundarios será Lautaro Delgado, dúctil como siempre, pero con un personaje que simplemente desaparece luego de una escena.
Hay otros detalles a destacar: un montaje fluido, la utilización de una canción de Leonardo Favio siempre es grata, y hasta la inserción de parábolas del Nuevo Testamento para marcar las acciones de Luna (además de reforzar lo religioso como moroso de su personaje) es interesante aunque por momentos algo obvio.
Blindado tiene varios aspectos positivos, sobre todo ser una propuesta que, dentro del género, apuesta a más. Aún trastabilla con varias dificultades que no logra sacar a flote. Gabriel Peralta y Eduardo Meneghelli pueden sentir que de a poco algo va mejorando, y quizás en una próxima experiencia logren conjugar mejor para conseguir un resultado satisfactorio. Blindado, aunque se esfuerza, queda a mitad de camino.