Bloodshot

Crítica de Diego Batlle - La Nación

Cyberthriller esquemático y vertiginoso

R oboCop, Soldado Universal, Misión: Imposible, El vengador del futuro... La enumeración de películas a las que Bloodshot les debe sus ideas sería interminable. Más allá de estar basada en la historieta publicada por Valiant Comics, a nivel de elementos dramáticos, estilo narrativo y recursos visuales de alto impacto no excede demasiado el ejercicio de imitación, acumulación y reciclaje.

Tráiler "Bloodshot" - Fuente: Sony Pictures Entertainment02:53
Ray Garrison (Vin Diesel) es un marine que, tras sobrevivir a pura acción en una misión suicida en África, se reencuentra con su bella novia en la Costa Amalfitana. Ambos son secuestrados y, sí, asesinados (todo esto ocurre antes de los títulos de apertura). Como nadie reclama el cadáver, el ejército se lo cede a una corporación liderada por un multimillonario científico, Emil Harting (Guy Pearce), que logra convertirlo en una suerte de robot implacable implantado en un cuerpo humano. El problema es que el resucitado sigue sintiendo y recordando los traumas de su vida previa y hará todo lo posible para concretar su venganza.

Bloodshot resulta un cyberthriller esquemático, más allá de su incesante despliegue de efectos visuales. Hay una obsesión por sostener un vértigo construido a fuerza de constantes cortes de montaje y música machacante, pero entre la obviedad del guion y la inexpresividad de los intérpretes (empezando por el propio Diesel) nunca supera el vuelo rasante de un típico film de acción con muchos golpes, tiros y testosterona, pero poco sentido del humor, ingenio y creatividad.